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El reino de la ignorancia

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<strong>El reino de la ignorancia</strong>

El reino de la ignorancia

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

La reina Ignorancia fue la penúltima en llegar, todos la esperaban, solemnes se inclinaron ante ella, la mayoría lo hizo de muy buena gana, pocos se sintieron presionados, al final de cuentas nadie negó el gesto ceremonioso.

El rey, el príncipe y los integrantes de la corte ahí se encontraban, representantes de diferentes élites ocupaban el lugar que les habían designado, solo un asiento estaba vacío.

Las sillas de Ignorancia y del rey eran iguales, estaban ubicadas a la misma altura, la reina se acerca al oído del monarca, en voz muy baja le dice: “recuerda, tú encabezas, yo mando”, el soberano, sumiso como siempre, asintió con un movimiento de cabeza.

Todos ellos se encontraban en el salón más grande y mejor iluminado del palacio, bien separados uno de otro, quizás para evitar el cuchicheo.  

La guardia del palacio vigilaba cada uno de los movimientos de los invitados, la servidumbre atenta a cada detalle, faltaba poco tiempo para iniciar la reunión.

De pronto, la reina Ignorancia se percató que había un lugar vacío. ¡Quién tenía la osadía de no haber llegado!

Toc, toc, toc, se escuchó en la enorme puerta de madera, uno de los siervos miro a la reina como preguntando si daba o no el pase. ¡Abre! -dijo Ignorancia- Ante sus ojos estaba la Sra. Sabiduría, había llegado unos segundos antes de la hora prevista, su mirada era valiente, tranquila, humilde, prudente y de frente, así como es ella.

¡Pasa y siéntate! -dijo Ignorancia-

Sabiduría caminó firme, serena, no hizo reverencias, no se sentó, permaneció de pie. A pesar de que el rey y la reina estaban en sus elegantes sillas y en un peldaño más arriba que el resto de las personas, la Sra. Sabiduría los veía a los ojos, su cara quedaba a mayor altura que el rostro de los monarcas.

Como primer punto -dijo el rey- daré la palabra a la reina.

La reina Ignorancia dijo:

El que no está conmigo, está contra mí, a todos ustedes les convengo, todos deben de vivir en mí, si alguien no está de acuerdo puede irse.

Ignorancia hizo una pausa, esperaba que Sabiduría saliera por donde había entrado, pero no fue así.

La Sra. Sabiduría escuchaba pacientemente a Ignorancia, actitud que inquietaba al rey, a la reina, al príncipe y a otros más.

El momento fue aprovechado por unos cuantos integrantes de los grupos selectos, quienes salieron de aquel enorme salón, disponiéndose a abandonar el palacio.  Por instinto, los guardias querían apresarlos, después de todo estaban contra la reina. El rey dijo: ¡No lo hagan! Pongámonos por un momento la máscara de la democracia.

Aprovechando esa democracia del reinado, aunque no estoy de acuerdo con Ignorancia ni me conviene, aquí me quedó, además parte de mi esencia es escuchar -dijo la Sra. Sabiduría-

La reina Ignorancia -aunque incómoda- tuvo que aceptar la presencia de Sabiduría.

Ignorancia continuó hablando:

¿Por qué convengo a todos ustedes? Voy a responder.

Ignorancia interrumpe su discurso para decir con sarcasmo, “bueno, a la Sra. Sabiduría no le convengo”.

Luego prosigue:

Mi reinado conviene por las siguientes razones:

Las masas humanas se adhieren con entusiasmo y pasión sin saber cuál es el motivo, así podrán realizar marchas, crear reformas, organizar consultas, pelear, destruir, dividir, vandalizar, insultar, imponer una doctrina, establecer una moda, alterar un idioma y otras tantas cosas más, al fin que nadie conocerá por qué, para qué y para quién lo hacen.

El pueblo responderá al hilo que líderes y demagogos quieran jalar, ustedes determinan cada movimiento. Yo, la Ignorancia, soy enemiga de la libertad, la masa se moverá para donde la muevan.

Yo no permito que las personas piensen o cuestionen, no doy los elementos necesarios para que lo hagan, idiotizo; idiotizar es nuestra seguridad, adormecer el intelecto del pueblo es mantenernos en el poder, así la gente estará obligada a creer y a repetir lo que le dicen, opinarán sin tener argumentos, harán afirmaciones sin disponer de evidencias. Observen, muchos afirman que nuestro rey es el mejor de todos los tiempos y ni siquiera saben cuántos reyes han pasado por este territorio.

Conmigo la gente no sabe distinguir qué es lo esencial en la vida, qué es lo superficial e innecesario, entretengo en trivialidades, así no se ocupan de sí mismos, mucho menos de los demás.

Yo, la reina, digo lo que compran, cuándo y dónde deben de hacerlo; dirigiéndose a las élites de la economía, les dijo: para que vean que me intereso por ustedes, pero no olviden yo soy la reina, sin mí no podrán vender.

Los estúpidos me adoran porque conmigo todo compromiso está ausente, me encanta el individualismo, así ustedes toman la batuta, nadie les estorba, arrastran a todos, no hay seres pensantes, hay borregos perfectamente manejables y obedientes, disponemos de acarreados controlables.

Yo, la Ignorancia, produzco pobreza, al pobre lo “ayudamos”, que sienta la “ayuda”, para que nos sostenga, no para que salga de la pobreza, los pobres nos convienen.

Puedo cambiar hasta la historia de los pueblos, engañar es mi virtud.

Entretengo al pueblo con mil cosas absurdas y enajenantes, así no tiene tiempo para tomar los libros y leer, porque si cae en el maldito hábito de la lectura, se hace culto y no se dejará engañar, sería nuestra perdición y derrocamiento.

Provoco ceguedad intelectual, política, espiritual y moral, así puedes llevar al otro por dónde tú quieras, puedes ahogar la voz de cualquiera o atarlo de pies y manos, nadie protestará. ¡Entiendan, soy como la masacre!

¡Mi reinado permite que el ignorante responda sin entender!

¡Domino sin utilizar la fuerza!

¡He dicho, soy la REINA Y DIOSA IGNORANCIA!

Ignorancia terminó su discurso.

¿Alguna pregunta o comentario? -inquirió el rey-

Un integrante de la corte, el encargado de la educación del pueblo, de manera tímida se dirigió a la reina y dijo: Diosa Ignorancia, reina mía, ¿cómo seguir fortaleciendo su reinado si ya hay universidades?  

Pronta, Ignorancia respondió: tú sigue diciendo que tenemos educación de calidad y escuelas de excelencia. Nuestra ideología la infiltraremos en los libros de texto, paulatinamente abandonaremos la ciencia, al fin que ya sabemos que nuestro sistema educativo continúa en decadencia, por los que egresan de las universidades no te preocupes, ya también tenemos universitarios analfabetos.

Perdón, reina y diosa nuestra, ¿qué hará con los que abandonaron la reunión? -habló el encargado de aplicar la justicia-

El rey los difamará, se burlará de ellos, les pondrá apodos, los ridiculizará con diferentes calificativos, como nuestro rey es popular todo lo que diga, se lo festejarán -respondió Ignorancia-

El rey dio por terminada la reunión, el salón quedó vacío.

Momentos después, la reina Ignorancia y el rey se dirigían al balcón del palacio, afuera los esperaba la multitud, mientras caminaban por los pasillos la reina le comentó al monarca: En tus reuniones por las mañanas no olvides tener momentos de espectáculo, debes hacer gracias, que la información sea mínima, te la pueden cuestionar, pensar es un desdoro.

La explanada frente al palacio era aproximadamente de 46 800 m², la multitud ahí se encontraba, aplaudían, cantaban, gritaban, bailaban y saltaban, desconocían la razón de tantos vítores, ignoraban por qué se movían al ritmo que les marcaban.

A unas cuadras de la explanada, en silencio, se encontraban los que horas antes habían abandonado la reunión, en eso llegó la Sra. Sabiduría citando a Francisco Quevedo: “En la ignorancia del pueblo está el dominio de los príncipes”, una sociedad instruida y con educación no es manipulada.

La Sra. Sabiduría continuó:

Ghana, un pequeño país del África Occidental, era colonia de Inglaterra, un pueblo sometido, empequeñecido y discriminado, sin esperanza.

Llegó el día en que los habitantes de ese pueblo decidieron ser independientes, su independencia empezó en la conciencia. James Aggrey, maestro y político, tomó la palabra ante los líderes de Ghana, narró la historia de “El Águila y la Gallina” y al final hizo una reflexión sobre el cuento, ¡sucedió lo increíble! Todos los líderes decidieron luchar pacíficamente por la independencia, lo hicieron y lo lograron.

Ghana fue la primera colonia de África que logró ser independiente.

El educador James Aggrey pudo narrar el cuento porque leía.  ¡Se dan cuenta la importancia que tiene la lectura!

Leer abre los ojos, destruye la ceguera, combate la ignorancia, libera al ser humano.

La lectura hace que la cabeza piense, comprenda, interprete, juzgue y actúe, todo a partir de donde estamos pisando.

Empiecen por tomar un libro, lean, reflexionen y se darán cuenta que las cosas son muy distintas a la manera como las platican. 

Después de pronunciar estas palabras, la Sra. Sabiduría se retiró, suficiente luz había dejado en las mentes de aquellas personas que se habían negado a escuchar el mensaje de la reina Ignorancia.  Poseían el rayo luminoso necesario para que otras mentes vieran lo que no ven o lo que no quiere ver.