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Una nueva sede para la fiesta de los bandidos por Cristina Sada

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Sigo pensando que el voto de más de un millón de personas por un candidato sin partido político en Nuevo León fue un triunfo del despertar de ciudadano; pero es un triunfo que está siendo capitalizado no por “la raza” votante, sino casi exclusivamente por una iniciativa privada que hace alianzas “independientes” para usufructuar el dinero, los recursos naturales y bienes patrimonio del estado y la nación.

No conformes con que durante el sexenio de triste fama de los Medina impusieron —contra viento y marea— el estadio de los Rayados en una muy valiosa reserva ecológica hoy convertida en mega cantina para beneplácito y ganancia de Cemex y Femsa; hoy las mafias político-empresariales han anunciado el siguiente atraco: la construcción de una bestia “modernista” y tragainteligencias sobre el cauce del Río Sta Catarina, el nuevo estadio de los Tigres.

Aún recuerdo que Jaime Rodríguez Calderón en su toma de protesta anunció por todo lo alto que con su gobierno “se les acabó la fiesta a los bandidos”, y que durante los primeros seis meses de su mandato habría fuertes recortes presupuestales, una investigación exhaustiva de la mega deuda pública y de los despojos al erario de la administración anterior para castigar “la corrupción sin llenadera y el delirio de muchos de quienes se creyeron reyes y no gobernantes” (liga). También dijo que durante el primer semestre de su gubernatura no se iniciaría ninguna obra pública, incluído el famoso Monterrey VI, faraónico proyecto que ya fue devuelto a la vida tras una visita relámpago de “El Bronco” a Enrique Peña Nieto.

Ahora resulta que además, sin que pasaran esos seis meses anunciados, se presenta con bombo y platillo este nuevo despojo al patrimonio de todos, pues de nueva cuenta, como con La Pastora, se escogieron terrenos públicos para erigir esta mole de 500 millones de dólares y con capacidad para 80 mil personas (liga). ¿Por qué no en terrenos privados, incluso en donde está el estadio actual?

Se dice que la inversión correrá totalmente a cargo de (otra vez) Cemex, pero para quienes tenemos algo de memoria, nos queda claro que el pago por las adecuaciones viales y demás infraestructura pública que rodeará este Frankenstein urbano, saldrá directamente de nuestros bolsillos de contribuyentes cautivos.

Las preguntas sobre este tema apenas comienzan.

Cristina Sada Salinas