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Sí se puede, México

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Sí se puede, México

DEL ABOGADO AMIGO

Luis Torre Aliyán

Sí se puede, México

En el libro: “Por qué fracasan los países” de Daron Acemoglu y James A. Robinson, los reconocidos profesores de economía coinciden en que la prosperidad de un país no está vinculada a cuestiones culturales, factores de climatología ni ubicación geográfica.

Al contrario, dicen, la prosperidad emana de un factor mucho más tangible: las políticas públicas que determinan sus líderes gubernamentales.

Y aunque no soy economista, reconozco que la argumentación con la que llegan a sus conclusiones, persuade naturalmente al lector a coincidir con ellos, casi en todo.

Sin embargo, toda vez que el objetivo del libro es explicar con rigor técnico cómo es que reside, sobre todo en las políticas económicas de los dirigentes, la prosperidad o decadencia de un país, no hacen mucho énfasis -aunque en pasajes lo sugieren-, en la relevancia que tienen los ciudadanos para que se logren mejores políticas en esa materia.

De veras no lo culpo estimado lector, si llegando hasta aquí se pregunta: ¿Hacia dónde va la columna Del Abogado Amigo?

A que en la histórica solidaridad ciudadana que se ha vivido en los últimos días a raíz del terremoto, está la respuesta para todos nuestros problemas, pues más allá de lo que nos dicte la nube tecnócrata, si fuéramos capaces de instrumentar tal capacidad de reacción para otros temas, no habría quién, ni qué, detuviera a México, a Tamaulipas, a Victoria.

Porque juntos: ¿Qué escondido artículo transitorio no seríamos capaces de echar para atrás? ¿Qué reforma no seríamos capaces de empujar? ¿Qué cambios en las políticas de salud no se darían? ¿Qué tamaño de corrupción no seríamos capaces de frenar?

¿Seremos, entonces, capaces de transformar la solidaridad mostrada hoy, en la energía que mañana necesitamos mostrar desde la sociedad para empujar los grandes cambios que requerimos? ¿Podrán las múltiples muestras tangibles de apoyo que dimos (y se siguen dando), transformarse después en inteligencia ciudadana?

Sí se puede, México: que se hayan puesto a temblar el INE y los partidos políticos con el tema del dinero de las campañas, no fue producto del terremoto, fue precisamente producto del empuje e inteligencia ciudadana.

Ese es un simple pero muy claro ejemplo de cómo la solidaridad mostrada con nuestros hermanos mexicanos lastimados -que se transformó en unión para lograr ayudar al máximo-, puede tener flexibilidad para convertirse en participación ciudadana efectiva, en donde también, lográndose unión -y por ende fuerza-, tengamos la capacidad de incidir de manera determinante en nuestros dirigentes políticos, para propiciar el inicio de días más prósperos para México, porque vaya que nos urgen.

El gobierno se hace chiquito y los ciudadanos enormes, en estos días de crisis, dice Edna Jaime, de México Evalúa. Ojalá logremos que prevalezca ese estatus pasando estos días. Depende de nosotros.