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El Rey LeBron Corazón de León por Nazario Assad

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Por: Nazario Assad de León

Amado u odiado, pero eternamente respetado, la figura de Lebron James, siempre ha sido blanco de juicios polarizados a lo largo de su carrera, tanto por la alta expectativa que se ha generado siempre hacia su persona, como por alguna decisiones controversiales que ha tomado con el tiempo, pero Lebron James es sin duda alguna, el jugador más dominante a nivel individual que ha visto la NBA en los últimos 20 años.

Llegado en 2003 a los Cavaliers de Cleveland, con sólo 18 años, y sin pasar por el baloncesto universitario, un joven Lebron prometió al equipo y a la ciudad llevarlos al ansiado primer campeonato de la franquicia, para devolver la gran confianza depositada en él.

Después de siete años de frustraciones para Lebron, abandonó una ciudad que lo idolatraba y veneraba, para unirse al Heat de Miami, formando un equipo de estrellas, donde por fin se le pudo dar a Lebron ganar el ansiado anillo de campeonato. Dos títulos en cuatro años y siempre llegar a la final de la liga fue el saldo que dejó Lebron en Miami.

Pero seguía una asignatura pendiente para Lebron, cumplirle su promesa a la ciudad de Cleveland, darles un campeonato, y volver en amor de nuevo todo el odio que le expresó la ciudad en su partida, en la que se quemaron jerseys con su nombre y se volvió enemigo público de la ciudad. Así que para la temporada 2014-2015 volvió a los Cavaliers, ahora si acompañado de grandes basquetbolistas para formar un equipo de miedo.

En su primer año, como se esperaba llegaron al a final, pero se toparon con un Golden State en estado de gracia, que no les dejó oportunidad alguna. Pero como se dice, el deporte da revanchas, y para un competidor voraz como Lebron, eso es con resultados inmediatos.

Mientras toda la NBA estaba embobaba ante la temporada perfecta de los Warriors de Golden State y su temporada perfecta, así como Steph Curry destrozando cada récord posible a su paso, los Cavaliers en silencio fueron firmando una temporada muy constante que los llevaría embalados a playoffs.

Llegó el momento de la verdad, la final, la revancha, donde partían como víctima sencilla para Curry y compañía, pero si algo se ha aprendido es que en el deporte nada está escrito, y que muchas veces puede más el corazón que el talento.

Con la serie encaminada 3-1 a favor de los Warriors, y al borde de la eliminación, vivimos una reacción épica e histórica en la NBA, actuaciones de cuento de hadas por parte de Lebron James así como del joven Kyrie Irving, llevaron a los Cavaliers a lo impensado, dar la vuelta a la seríe y coronas por primera vez al equipo de Cleveland como campeón de la NBA.

Lo de James fue algo fuera de serie, ya que dominó todas las estadísticas de la serie, de los dos equipos, algo que nunca se había visto en la NBA, mucho menos en una serie de finales, por obvias razones siendo designado jugador más valioso de las finales.

Trece años después, la promesa se cumplía, el chico de 18 años en su momento bautizado como “El Elegido” llevaba a su equipo a tierra prometida, y para imagen, ver llorar a Lebron en la ceremonia de premiación fue el colofón perfecto a esta gesta.

Difícilmente volveremos a ver algo de estas características en mucho tiempo, por lo que de momento solo queda disfrutar a la clase de jugador que tienen los Cavs, y decir: QUE VIVA EL DEPORTE Y QUE VIVA EL REY LEBRON!!