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Por el bien de Tamaulipas

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Por el bien de Tamaulipas

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

Los tamaulipecos estamos estrenando gobernador, muchas son las esperanzas que la población tiene en la persona del Dr. Américo, las expectativas son altas con el nuevo gobernante y sus colaboradores.  Que todo sea para bien de nuestro Estado.

Tengo la esperanza de que quienes tienen una responsabilidad en el gobierno estatal harán bien lo que les corresponde.  Lo que hagan o dejen de hacer será la carta de recomendación para lo que siga en su carrera política.

Después de tanta inquietud, tensiones y nerviosismo, ya llegaron a donde querían, siempre es bueno conquistar una meta, deben de estar contentos, lo que inician se llama SERVICIO, si tienen la virtud y la intención de servir, bienvenidos; si vienen a servirse, adiós.

“Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio… El que está más arriba, debe servir” (Papa Francisco). En esta ocasión a ustedes les ha tocado ser de los de arriba.  Échenle ganas en su misión con los tamaulipecos.

No escuchen sus propios intereses, menos si éstos son egoístas, atiendan la voluntad del pueblo, no traicionen

“El político digno es aquel que trata a su gente como a su familia” (Proverbio cantonés).  Claro, pensando en que a su familia la trata muy bien. 

Con su honesto proceder terminen con la idea de que la política es el arte de la mentira, palabrería, zancadilla y robo, recuerden: no mentir, no robar, no traicionar al pueblo.  Que del discurso mañanero se pase a los hechos, que este lema sea una realidad en Tamaulipas.

Si no tenemos paz en nuestro país y en el estado es porque no hemos tenido justicia. “La justicia produce paz” (M. Beuchot). No hay justicia en educación, en salud, en seguridad, en trabajo… ¡La tarea que tienen es grande!

Se necesita gobierno y autoridad, hace buen tiempo que no hay. Pongan orden en donde falte. Que los armados y las armas no dominen. “¡Que se callen las armas!”, dice el buen y gran líder Jorge Mario Bergoglio. No le justifiquen el desorden a nadie, ni a los de izquierda ni a los de derecha, ni a las feministas ni a los machistas, ni siquiera a los morenistas, a todos parejo. Necesitamos orden.

No sean de los que tranquilizan su conciencia repartiendo despensas y pesos a la gente pobre, únicamente se les está regresando una mínima parte de lo que a lo largo del tiempo se les ha quitado. Si entregan una despensa a un pobre, pregúntense si con los víveres que contiene completan en la familia de quien coordina esa buena obra. Tampoco se trata de mantener a los flojos ni de alimentar panzas aventureras.

“Si el gobernante se opone al pueblo, pierde la autoridad que éste le encomendó” (M. Beuchot). No basta con la autoridad que da el cargo, esencial es la autoridad moral.  ¡Abusados! porque los legisladores y las líneas que se marcan no siempre representan la voluntad popular.

Característica de un buen gobierno es gobernar sin favoritismos, nada de preferencias. Traicionero, antipatriótico y perjudicial es el gobierno que únicamente piensa en el bien del partido, de los amigos y de los parientes.

Un buen político no utiliza los valores económicos, ni los intereses personales o de partido para enterrar los valores morales y los religiosos. No imiten a esos políticos que ridiculizan lo relacionado con la fe religiosa de muchísimas personas, como lo hizo la legisladora que para hablar desde la tribuna se vistió de papa o de obispo. Promuevan la práctica de los valores morales porque vivimos en una sociedad moralmente enferma.

Cuiden a la célula básica de la sociedad, fortalezcan los valores familiares, se requiere de familias sólidas, lo que en la familia se vive y se practica, trasciende a la sociedad.

La experiencia demuestra los constantes abusos del poder, no hagan la lista más larga.

“El gobierno se hizo para el pueblo y no el pueblo para el gobierno” (Juan de Palafox).

Tengan presente que el derecho a una educación de calidad, no es únicamente para los que tienen más billetes.

Todos tenemos derecho a eventos culturales, no sólo los que pueden pagar un boleto de alto costo.

Escuchen a los críticos, a los que incomodan, no los sientan como enemigos, ¿qué caso tiene escuchar a los aduladores? Oídos atentos para los que presentan la antítesis, son ellos los que pueden ayudar a centrar las decisiones que se tomen, atentos a los que hablan con su silencio porque ya no tienen fuerzas para hablar o tienen temor de hacerlo.  Que los oídos nunca estén tapados.

Si se critica con fundamentos los desaciertos de los servidores públicos, acéptenlo con madurez y no lo consideren como un ataque personal o un ataque a las instituciones. Que la crítica sirva para activar bien las antenas, alguien puede estar haciendo mal las cosas.

La política y la economía también se enlazan con la ética. Política sin ética es el poder masacrando a los demás.

Sean políticos que mejoren la situación del pueblo, no se enriquezcan de él.

Si quieren ascender que sea por su trabajo honesto y no porque construyan escaleras de carne y huesos de sus semejantes, no lleguen a las alturas a costa de los demás.

Velen por los trabajadores, recuerden que los trabajos deben ser dignos y los salarios deben ser justos, empiecen por los que tienen más cerca. El PAN empezó a cavar su tumba por llegar con la espada desenvainada en contra de toda la gente que laboraba en el gobierno, ya recibieron su premio: debut y despedida, que no les pase lo mismo. Las ganancias y las leyes del mercado no están por encima de las personas. El trabajador no es una máquina de producción.

Amarren muy bien las manos de los servidores públicos para que no se emocionen con el dinero ajeno, no sea que venga algún ambicioso desenfrenado. Riqueza mal ganada, jamás llena el costal, es precaria y termina estrellando al que la adquirió.

La gente pobre no está al servicio de los intereses políticos de nadie, no hay razón para que sean manoseados y usados.

Atentos, muy atentos, vigilantes en extremo con todos esos que hacen negocio con la droga y las personas.

No se conviertan en dictadores ni sean títeres de quienes tienen ideas dictatoriales, no sean del estilo de Daniel Ortega.

Recuerden que el gobernante y todos los funcionarios también están sujetos a las leyes.

Desde su cargo regeneren esta sociedad ahogada en la injusticia, la violencia y la mentira.

Nada de “pobreza franciscana”, eso está muy difícil, primero porque eso es vocación y elección personal de unos pocos, no una imposición desde el gobierno federal.  No sean de esos que le piden austeridad al pueblo, mucho menos aprieten el cinturón en seguridad, educación y salud.

Recuerden que la realidad se ve muy diferente desde un palacio y desde un jacal. No vean todo desde la torre del castillo, bajen al encuentro de otras realidades.

No se enfermen de “adanitis” ni de “evaitis”: Cuando Adán pecó le echó la culpa a Eva de su pecado, y la mujer culpó a la serpiente, de los males, no vayan a salir como el señor que vive en el palacio, culpando de todo lo malo a los conservadores y a los neoliberales, ahora ya tomaron las riendas, les toca jinetear el caballo, aunque esté muy desnutrido. Cuídense mucho de la enfermedad del poder, afecta más a los políticos, la vacuna es la humildad.

Practiquen la democracia, no la demagogia.

“Ser honesto, tal como hoy anda el mundo, equivale a ser un hombre escogido entre diez mil” (William Shakespeare), sean de los escogidos, de los otros ya son muchos. Sean un gobierno virtuoso, no vicioso.

Los morenistas no se crean ni se sientan los elegidos, el Gobernador Américo es de todos los tamaulipecos, si él se hubiera lanzado como candidato por la otra coalición también hubiera ganado, su persona, su nombre, su trabajo, su trayectoria, su calidad humana, su sencillez, su herencia y sangre priista (así es, dije priista) pesaron más que lo suficiente para que triunfara. Solamente aclaro que no soy simpatizante del PRI.

Por último, en sus decisiones tomen muy en cuenta la voluntad divina, hasta donde yo sé, Dios no está peleado con el trabajo que se realiza por el bienestar de una sociedad, todo buen gobierno tiene como meta el bien común.