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Piojos y liendres

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Piojos y liendres

Piojos y liendres

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

El cabello largo y/o pintado no es impedimento para que los alumnos puedan asistir a las clases presenciales, en virtud de “que deben ser respetados los derechos a la educación y al libre desarrollo de la personalidad de niñas, niños y adolescentes en las instituciones escolares”, lo entrecomillado está escrito en el Comunicado 425/ 2022 del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.

Supongo que lo del pelo largo es en relación con los varones, mientras que lo del cabello pintado atañe tanto a mujeres, como a hombres. 

Cuando Conapred dio a conocer dicha información, algunos estudiantes y padres de familia expresaron su gusto por tal decisión.

Además del argumento en que se sostiene tal disposición, hay una chifladura que la sustenta: “que las y los jóvenes durante las clases a distancia decidieron dejarse crecer su cabello o pintárselo de algún color distinto”.

No olvidemos que, en ciertos meses del año, no pocos alumnos tienen complicaciones serias con los piojos, no solo sucede en los ejidos o en escuelas ubicadas en colonias apartadas, claro que no, el problema también se presenta en los mejores colegios.

Si hay alguien que esté saltando de gusto porque podrá llevar su pelito largo y pintado de verde, rosa, morado, amarillo, rojo o cualquier otro color, luego lo veremos saltar por la picazón intensa a causa de que cabeza y cabellera se han convertido en el hábitat propicio para el “ganado piojino”. Además, los químicos de los tintes pueden provocar reacciones cutáneas. 

Espero que no salga alguna organización pro piojos, abogando por los derechos de estos bichos y su libre desarrollo. ¡Imagine!

Esos que lucirán su hermoso pelo largo y pintado, deben tener conocimiento que las liendres hay que buscarlas muy bien, porque se mimetizan con algunos colores del pelo y se confunden con gotas de champú o aerosoles.

Recomiendo a los papás y mamás de los chavos de greñas largas y pintadas, compren con tiempo el chino de acero inoxidable para quitarles los piojos y las liendres, ahorren para el corte rapa, guarden dinero para comprar un buen champú, que elimine hasta los huevecillos; no olviden los gastos que originan la consulta médica y los medicamentos; compren almohadas, fundas y sábanas por aquello de que los piojos adultos, los piojos jóvenes y los huevecillos se queden en la ropa de cama.

Los piojos no solo se anidan en la cabeza, también en las pestañas, cejas y detrás de las orejas; los piojos púbicos afectan la barba, el bigote, las axilas y la región genital.

Con cualquiera de los tipos de piojos no se tendrán problemas de discriminación, ellos no hacen a un lado a nadie, pueden visitar el hogar o la escuela, el campo o la ciudad, la colonia, el ejido o el fraccionamiento, no importa si la persona está sucia o limpia, si es rica o pobre, si su pelo es chino, ondulado o lacio, ellos sí son inclusivos, no como esos maestros exigentes y preocupados por la educación de los alumnos.

No estoy exagerando en lo que escribo, a lo largo de 35 años como docente, laboré en una secundaria, siete preparatorias y dos universidades, con estudiantes muy diferentes, de niveles socio-económicos distintos, y en todas partes los piojos hacen presencia.

Si la cabeza se llena de piojos, no se quejen de exclusión en la escuela, en el hogar, en el trabajo o entre los amigos, no vayan a ir llorando al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, aun cuando este órgano les proporcione los números telefónicos, el correo electrónico y el enlace para atenderlos.

Además de estas cuestiones de salud y de higiene; ahora resulta que, si la escuela pide en el reglamento que los alumnos lleven el pelo corto y en su color natural, es discriminación, es atentar al libre desarrollo de la personalidad y al derecho de la educación. Quieren derechos y se niegan a tener sencillas obligaciones.

Desde la Psicología, nada tiene que ver el pelo largo y pintado con la personalidad, esto solo como una aclaración. ¡Que no vengan con cuentos! 

¿Qué será de un muchachito al que no se le exijan estas pequeñeces?, ¿qué será de él con papás tan consentidores?, ¿qué será de él cuando tenga obligaciones más serias?, ¿qué será de él con tanta permisividad enmascarada de derechos?

De rato se van a quejar de “explotación intelectual” porque los maestros encargan tareas, trabajan en el salón de clase, hacen que estudien y aplican exámenes.

Transmitir los valores de la responsabilidad y formalidad, el cumplimiento de normas y obligaciones, el respeto y el amor a la escuela, también es educar; no hacerlo, eso sí va contra el derecho a la educación.

Higiene, corte formal del pelo y portar de manera digna el uniforme, son parte importante en la educación integral, cuando se ingresa a una escuela no es para hacer lo que al alumno y a los papás les dé la gana, hay formalidades que se tienen que cumplir, se necesitan en la vida estudiantil, social, profesional y laboral, si la disciplina se relaja, obvio que afecta en la educación. Sin reglas no se hace nada en la vida.

Lo que se necesita son personas disciplinadas, bien instruidas y educadas, portadores de fortaleza, estudiosidad y laboriosidad; la sociedad no necesita gente débil y llorona que por normas tan sencillas de cumplir se tiran en el piso, gritan y patalean ante cualquier órgano del Estado Mexicano, autoridad o institución.

En lugar de andar lagrimeando por nada, exíjanse más a sí mismos, las dificultades son las que forjan a los grandes hombres y mujeres, la vida dulzona y facilona es fábrica de niños, adolescentes y jóvenes endebles, caducados antes de tiempo.  Créanme nuestro País no necesita de gente delicadita, blandita y finita.