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*Otro mal psicológico de López, alexitimia

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*Otro mal psicológico de López, alexitimia

*En Guerrero, justifica, que prostitución infantil ¡no es generalizada! es excepción

Por Luis Repper Jaramillo*

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No soy psicólogo, pero si equivoco mi apreciación, tengo la humildad de aceptar de un profesional la corrección, orientación, consejo para ubicar mi visión a la realidad que ellos saben, estudiaron, practican, escudriñan y conducen hacia una mejora de la enfermedad del paciente. Pero me aventuro a describir –por lo que observo- un día sí y otro también, la conducta y actitud de Andrés Manuel López Obrador, Coordinador Nacional de México, (porque no gobierna, menos sabe hacerlo) y su odio a los mexicanos, traducida en venganza a partir del 1 de diciembre de 2018.

El enquistado en Palacio Nacional no esconde sus sentimientos de repulsa a las personas (a excepción de su círculo de “floreros”, parentela, consanguíneos, larvas y sinvergüenzas, que forman el Cártel Transformación de 4ª) que le provoca el deseo cotidiano de rechazar o eliminar lo que –según él- le genera disgusto; es decir, sentimientos de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad contra la gente.

Para confirmar esto versus sociedad, fue días después de asumir el cargo que ordenó a sus lacayos despedir a más de un millón de burócratas de todos los niveles y sectores de la administración pública. Sin sentimiento alguno, sin piedad dispuso la desaparición de todas las guarderías infantiles oficiales, en donde las y los empleados públicos dejaban a sus pequeños mientras ellos laboraban.

Qué decir de la cobarde, inhumana, irresponsable actitud en contra de los niños con cáncer, a quienes sin misericordia suspendió la medicación oncológica pediátrica, las quimioterapias y la atención especializada, bajo el “peregrino” argumento de la austeridad republicana y/o su fantasiosa visión de corrupción en el sector oncológico nacional.

A tres años de distancia de la barbarie, López Obrador sigue condicionando la entrega de medicamentos especiales, acusando al COVID 19 de la imposibilidad de su distribución, pese a la presunción de contar con los reactivos almacenados “celosamente cuidados”.

Son sólo tres ejemplos de los dislates de El Peje, ya en el poder, que arrastra por su Trastorno Emocional y de Personalidad que especialistas y medios de comunicación serios hemos exhibido con el aval de profesionales de la psique.

En este apartado, cabe ubicar a Andrés Manuel dentro de la psicopatía, enfermedad o trastorno mental que se caracteriza por la alteración del carácter o la conducta social, que no implica ninguna anormalidad intelectual.

Desde luego, López Obrador no es tonto, si perverso, inmoral, inhumano, antisocial, “virtudes” que explota a su conveniencia (egolatría, narcisismo, soberbia, egoísmo, codicia) haciéndose pasar de siempre como víctima, perjudicado de decisiones de terceros como fraudes electorales, persecuciones políticas, robo de triunfos en elecciones; ataques de las mafias del poder, de la prensa fifí, de los delincuentes de cuello blanco, de los Clasemedieros, aspiracionistas, neoliberales, etc. Argumentos que le han valido muchas simpatías como en la elección presidencial de 2018 con más de 30 millones de votos.

Pero luego vino la desilusión popular. Ante tantas torpezas, imposiciones, absolutismos, decisiones equívocas desde los Monólogos de su Soberbia (antes mañanera), su populismo le dio un revés en la elección intermedia de junio de 2021, cuando perdió posiciones políticas en la Cámara de Diputados, en Estados en donde dominaba, la derrota trascendente en la Ciudad de México en donde le arrebataron Alcaldías fundamentales para sus planes futuristas de reelección, etc. El Peje reaccionó iracundo y arremetió contra instituciones y personas a quienes culpa de sus fracasos.

Irracionalmente agrede con insultos, bajezas, improperios, denostaciones a abogados, investigadores, científicos, doctores, empresarios, comerciantes, periodistas, magistrados, Ministros de la Corte, estudiantes universitarios, etc. porque se han revelado a sus pésimas acciones, o porque defienden la autonomía de las universidades públicas y la UNAM a quien tiene en la mira para inmiscuirse en su vida académica y autonomía.

López no tolera un no por respuesta. Su vanidad no le permite ser derrotado, o al menos cuestionado, pues siente que su “poder” es atacado cuando alguien manifiesta inconformidad por sus decisiones.

Por esta actitud, los psicólogos clasifican su trastorno como esquizofrenia paranoide, es decir, su mente está separada de la realidad.  La realidad es sólo lo que él piensa. Piensa de la realidad lo que un realista. Para éste la realidad es lo que es, no lo que percibe. En cambio, Andrés Manuel cree en una realidad como sólo imagina.

Esto no es concepto personal (no soy psicólogo), sino juicio del DESM4, Manual de Psiquiatría de Organismos Mundiales sobre Estudios Referidos, con los cuales los profesionales, conforme a Derecho, diagnostican y concluyen el análisis psiquiátrico.

Andrés Manuel carece de sentimientos, emociones, alegría, situación que lo ubican en la alexitimia, o incapacidad de identificar, reconocer, nombrar o describir sus emociones o sentimientos, con especial dificultad para hallar palabras para describirlos.

Surge pues la pregunta ¿cómo es la persona con alexitimia? Es aquella que no sabe manejar correctamente cómo se siente o interpretar las emociones de los demás por lo que, en ocasiones, evita actos con alta carga emocional (encuentros con mandatarios del mundo. Jamás acude a reuniones internacionales como G8, G20, Foro Económico Mundial. No invita, ni es invitado a reuniones bilaterales con los líderes del orbe, etc.), siempre tiene la excusa perfecta para evadirlo. A citas trascendentes designa a sus “floreros” porque tiene miedo del rose internacional.

Este trastorno psicológico tiene solución, pero la soberbia de Andrés le impide ponerse en manos de especialistas, por eso su actitud presenta comportamientos “raros” o “psicopáticos”. Ésta debilidad lo hace ser persona incapaz de expresar o identificar sus emociones. Limitación provocada por un trastorno en el aprendizaje emocional o por una lesión cerebral.

Es evidente que, en su nicho de poder, Palacio Nacional, Monólogo de su Soberbia, López Obrador se siente seguro, arropado, adulado, idolatrado. Desde el atril escupe sus frustraciones, marca su territorio (como los perros cuando orinan en el árbol, la llanta del coche, la puerta de su hogar, etc.) Se siente poderoso porque nadie lo cuestiona, contradice o increpa. Su equipo de resguardo, encabezado por el vocero de la T4a, Jesús Ramírez Cuevas, la ayudantía y los pseudo reporteros paleros que hacen las preguntas, se encargan de blindar a su mesías. Los periodistas dignos no acuden al foro mediático, si lo hacen, son malévolamente vigilados para no hacer cuestionamientos “incomodos” al jeque de la T4a.

De eso se aprovecha para soltar sus acusaciones (jamás con pruebas) contra quienes lo cuestionan “están con la Transformación de 4ª o están contra la Transformación de 4ª” ha dicho varias veces.

Dos muestras más de su odio a la gente. En 2020 en gira por la Sierra de Guerrero lo interceptaron campesinos, desesperados por los ataques a sus tierras, casas, familias y mujeres por los Cárteles de la delincuencia organizada. Tras más de 13 horas de esperar el paso del convoy (nunca encabezó acto alguno con la población), sin mediar palabra se pararon frente a la súper camioneta blindada. Pidieron que bajara la ventanilla y escuchara sus ruegos. Sin bajarse del vehículo, oyó –no escuchó- los lamentos y petición: “mande al Ejército para capturar y detener a los sicarios, asesinos, asaltantes y violadores de nuestras hijas, esposas, hermanas, niñas, vecinas”, acusaron

Por toda respuesta y apoltronado en el asiento de piel, con clima artificial y sonrisa burlona les dijo: “el Ejército no está destinado para eso. Además, los delincuentes también son seres humanos y respetaré sus derechos”. Acto seguido, ordenó a su obeso chofer seguir la marcha, dejando con la palabra en la boca a estos seres humanos, que para él no tienen derechos. ¡Su venganza contra campesinos guerrerenses estaba consumada!

La segunda, muy reciente, se dio en el mismo Estado de Guerrero. Televisa denunció que en una parte de la Sierra se negocia con niñas menores de edad, vendiendo a las pequeñas para casarlas con tipejos sucios, maleantes, pervertidos dando a sus imbéciles padres (usos y costumbres) entre 3 mil y 5 mil pesos, cartones de cerveza, refrescos y comida. En muchos casos a los 14 años dan de edad dan a luz, confinadas en un cuartucho como esclavas y no madres de familia y/o esposas.

Tocó a Andrés realizar una visita a la entidad, como era de esperarse reporteros aludieron a la información, esperando una respuesta digna, responsable, respetuosa de los derechos humanos de las menores. Sin embargo, la realidad fue otra lo de la trata o prostitución infantil no es la generalidad (sic). Puede ser la excepción, pero no la regla”

El infame respondió a la Prensa “no toco el tema ¡¡porque no está en la agenda de la gira!!”

*Miembro de los Grupos Editoriales Digitales algrano.mx, entresemana.mx, metropolihoy.com, informate.com.mx, pasaporteinformativo.mx, gustavorenteria.mx