DEL ABOGADO AMIGO.
Luis Torre Aliyán
¿Optimismo anticorrupción?
Hay mucha gente que no está optimista y es comprensible: desde que se aprobó la reforma Constitucional para el combate a la corrupción, hay más corrupción que nunca. Salieron a la luz los Duartes y compañía.
De ahí que quien no conoce la ruta legislativa contra tal cáncer, pudiere pensar que, como siempre, las leyes secundarias que forman parte del Sistema, no pasan de la simulación. Esto no es así.
Sí, cierto es que últimamente las noticias y las estadísticas del Banco Mundial y Transparencia Internacional reflejan aumento en la corrupción, pero, aunque parezca absurdo, es esto uno de los síntomas inequívocos de avance: es el tema principal en la agenda ciudadana y, por ello lo es ya también en la agenda política.
Y es que, en el marco de la materialización del Sistema Nacional Anticorrupción, acaba de integrarse, estimado lector, el Comité de Participación Ciudadana, órgano encargado de la vigilancia permanente de las autoridades que fungirán dentro del Sistema (Auditores, Magistrados, Fiscalía, etcétera). No es poca cosa, eh; seremos los ciudadanos – a través de tal órgano – quienes velaremos porque tengamos un combate real a la corrupción.
Les digo con absoluta responsabilidad: debemos estar optimistas. Las personas que escogió durante el proceso el Comité de Selección, son personas valientes, técnicamente capaces y éticamente probadas. Con solvencia moral, pues.
Históricamente justo ahí radica el problema: se crean Instituciones jurídicas cuyo fin último es ejemplar, pero las personas que están al frente alejan a la Institución del ADN que las creó. Los órganos de transparencia en nuestro país son el claro ejemplo. No pasan del romanticismo Constitucional que les dio vida, y no solo no le sirven a los ciudadanos, sino que, nos cuestan millones y más millones de pesos mantenerlos.
Por ello, repito, las personas que quedaron al frente del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, Jacqueline Peschard, Mariclaire Acosta, José Octavio López, Luis Manuel Pérez de Acha y Alfonso Hernández, hacen que ésta vez el optimismo anticorrupción no sea sinónimo de ingenuidad.
Lo que sigue es estar pendientes para que el proceso de homologación del Sistema Nacional a Tamaulipas, sea equivalente al que se realizó en el Congreso de la Unión, y debe respetarse tal equivalencia no sólo en cuanto al paquete de leyes secundarias, sino que, además, y lo más importante, cuidar que las personas que integren, primero, el Comité de Selección, y después, el Comité de Participación Ciudadana, sean las adecuadas. Ahí está el reto.
El plazo vence el 18 de julio, por lo pronto, optimismo.