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Zaldívar, el Ministro político

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Zaldívar, el Ministro político

Del Abogado Amigo

Luis Torre Aliyán

Zaldívar, el Ministro político

Hace algunos días, en el auditorio de la Facultad Libre de Derecho de Monterrey, estuvo Manuel Atienza, distinguido jurista, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Alicante, en España.

Y leí que ahí, entre otras cosas, dijo: “Si alguien quiere tener un papel protagónico en sociedad es mejor que no se dedique a ser juez. El protagonismo del buen juez debe radicar en sus sentencias.”

Cuánta razón le asiste… Y cuánta aplicación tiene su tesis a lo que hoy está haciendo el Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar.

Me explico: Siempre he creído que en el Poder Judicial, sea federal o estatales, no se debe hacer política. Punto.

Hacer política desde una trinchera en donde se imparte y administra justicia incluso debería ser sancionado.

Y es que hay quienes en lo local, han usado la presidencia del Poder Judicial como trampolín político; insisto, es de muy mal gusto.

Y el Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ya tiene rato que se está convirtiendo en político.

Tuitea; dice; hace; deshace, acude a programas y se mete, pareciere con gusto, en penosas dinámicas donde vierte polémicas declaraciones: Zaldívar está politizando la Corte, y eso no solo no es sano, es muy peligroso para el Poder Judicial de la Federación; bueno, ya contaminó su imparcialidad hablando mal de un expresidente de la república panista.

¿No querrá también una conferencia “Mañanera” para él solo?

Nótese, que de lo que hablo hoy no tiene nada que ver con el caso Medina Mora, no; hablo de que la administración de justicia, y sobre todo, la representación de un Poder como el Judicial, debe ser seria, sobria: con altura de líder jurídico.

El protagonismo público no debe caber en el rol de un Juez ni de un Magistrado, menos en el de un Ministro, caray; y si desean ese papel: que salgan entonces rápido a buscar una curul o la titularidad de un cargo de elección popular, pues la justicia y la política juntas representan una combinación dañina para la credibilidad  jurisdiccional ante los ciudadanos que, no buscan ni demandan, exigen justicia para sus diferentes problemáticas legales.

Cierro diciendo lo que dijo el propio jurista Manuel Atienza también hace unos días en Monterrey: “Quizá a las reglas de la deontología jurídica, de la ética de los juzgadores, habría que añadir una que dijera: Prohibido usar Twitter”. Ojalá rectifique Zaldívar y se aleje de los reflectores, un Ministro político solo polariza más a la de por sí dividida sociedad mexicana.