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Nos Alcanzó el Futuro

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Nos Alcanzó el Futuro

Por Alberto Pérez

Al menos este podría ser un adagio para los cerca de 14 millones de jóvenes que votarán por primera vez en estas elecciones del 2018. Con un futuro incierto, con pocas oportunidades de trabajo, y estos cada vez menos remunerados, con menores prestaciones, sin seguridad de contrato a largo plazo. En manos de las así llamadas agencias “outsourcing” para que las grandes empresas eviten plantas y pagos de prestaciones. Esta juventud que también cada día encuentra menos oportunidades de estudio. La creación de universidades públicas no satisface el crecimiento demográfico del país. Y la creciente oferta de universidades (sic) privadas que, con algunas meritorias excepciones, carecen de rigor y calidad académica. De seguir así las cosas, será una generación condenada a “ni-nis”. Terreno fecundo para el crecimiento de la delincuencia y la economía informal. ¿Qué oferta se le brinda a esta juventud? La obvia, por su coincidencia generacional, la de un joven brillante para la oratoria, elocuente, pero vacío en ideas propias, de nombre Ricardo. En algún lado habrá leído que para ver más lejos, hay que subirse a los hombros de los gigantes. Se la creyó y se subió a los gigantes con pies de arena. A los Fernández de Cevallos, a los Creel, Castañeda, Zepeda, Moreno Rosas, los chuchos, y a las Vázquez Mota, Gálvez y un largo etcétera de personajes que le han hecho un gran daño, primero a sus propios partido y luego a la vida democrática de nuestra patria. Difícilmente hombres o mujeres gigantes de verdad. Sin un programa claro, y con plagio a otros Proyectos de Nación, no es una opción para nuestra juventud.

El candidato oficial, del partido oficial, hijo de un oficial del partido, heredero de una familia sin sentido de pertenencia que busca cambiarse apellidos para parecer más “de alcurnia”. La genética se lo reclama; es el candidato sin sentido de pertenencia. No pertenece al PRI, pero se ha beneficiado del sistema y ha permitido que el sistema PRIAN ejecute grandes fraudes como la “gran estafa”. Inventa numerología para reducir ficticiamente el número de ciudadanos que viven en niveles de pobreza. Cuando en realidad ha crecido este número, y son los jóvenes sin empleo los más afectados.

La candidata independiente, sin programa y siendo una caricatura de su marido. Sin ideas, con su hermano como jefe de campaña. Le pesa el recuerdo de los niños muertos en la guardería ABC de Sonora. Simplemente sin oferta para nuestra juventud.

El candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, es el más alejado generacionalmente. Lo ven como alguien que pertenece a otra época. Más sin embargo, en este inicio de campañas, hemos visto una gran cantidad de jóvenes asistir a sus mítines.

Para nuestra juventud la opción es en el candidato(a) que ofrezca seguridad de estudiar y de encontrar un trabajo digno. Que solicite incrementar el presupuesto a la educación. Que realice una verdadera Reforma Educativa, de mano con magisterio, en busca de actualizar y mejorar el sector educativo en todos sus niveles. Crear más escuelas, más universidades. Buscar que las Universidades Públicas aumenten sus presupuesto y su matrícula de ingreso. No se trata de ir contra la autonomía de las universidades. Se trata de formar ciudadanía a través de la cultura y la educación. Alcanzar los niveles de oferta y cobertura educativa como la de los países más avanzados.

Nuestros jóvenes son inteligentes, observadores, analíticos. Ellos saben quién puede ofrecerles esta oportunidad de un mejor futuro. Es por eso que van a los mítines, sin ser acarreados. Son los jóvenes que ayer aplaudieron al candidato progresista en la Ibero, en el Tecnológico de Monterrey, en varias Universidades Públicas; y que hoy lo corearon en el ITESO, universidad de corte católica de Guadalajara. Es la juventud que sabe por quien votar. Y ya sabemos quién es. Ya los alcanzó el futuro. Está en sus manos, o mejor dicho, está en su voto.