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Me cae bien Gael, pero tiene razón Nietzsche

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Me cae bien Gael, pero tiene razón Nietzsche

Del Abogado Amigo

Luis Torre Aliyán

Me cae bien Gael, pero tiene razón Nietzsche.

Leía en mi cuenta de twitter, previo a hacer esta columna, una frase de Nietzsche, que dice: “No miente tan solo aquel que habla de lo que sabe, sino también aquel que habla en contra de lo que no sabe”.

La Ley de Seguridad Interior ha causado mucho revuelo en absolutamente todos los medios de comunicación, y apenas el viernes por ahí de las 6 de la mañana, para sorpresa de muchos fue aprobada en lo general y en lo particular en el Senado de la República.

Para algunos muy bien, y para otros, nuestros legisladores federales no tienen madre.

Poniendo sobre la mesa que generalmente pienso lo segundo, creo que como dice Nietzsche: también miente aquel que habla en contra de lo que no sabe.

Y no es que esté en contra de Gael García ni de su libertad de expresión, ni en contra de aquellos que fueron hace días al Ángel junto con él a reprochar sobre la posible aprobación en el Senado de esta Ley; tampoco este texto significa un espaldarazo a Senadores como Javier Lozano que, dicho sea de paso, es insoportable y espero nunca más verlo en la vida política después de 2018.

Simplemente, a fuerza de decir verdad, la Ley de Seguridad Interior, es una norma que, es necesaria por dos razones:

La primera, después de 11 años nuestras fuerzas armadas -las que, hay que decirlo, nos han protegido y han dado la vida por la ciudadanía- por fin, tendrán reglas claras.

¿Qué es esto de reglas claras? Bueno, tendrán un marco jurídico, es decir ya podrán intervenir en las tareas de seguridad pero limitadamente, ojo, repito, limitadamente, ésta Ley determina que sí pueden hacer, y, obviamente, lo que no contemple la ley les está prohibido.

Hago énfasis en el “ojo” porque sin ésta Ley, aunque con el ánimo de preservar la seguridad podrían caer casi en la ocurrencia las políticas y acciones de las fuerzas armadas, lo que hacía más probable -en su caso- las violaciones a derechos humanos. Ya no, con esta norma se delimitan sus facultades: Qué sí pueden hacer.

La segunda razón por la que estimo era necesaria, es porque el hecho de que ésta Ley traiga consigo darle facultades al ejército, esto no significa eternizar sus tareas en las calles, o “normalizar” o “legalizar” su actuar para siempre, y así “militarizar al país”.

Al contrario, absolutamente al contrario: la esencia de la Ley de Seguridad Interior es: el regreso paulatino de las fuerzas armadas a sus cuarteles. Y me explico: ésta Ley marca un procedimiento bajo el cual, se tendrá que justificar que en un Estado, por ejemplo Tamaulipas, ha sido retirada la vulneración a la seguridad pública, para que así se autorice por el gobierno federal un plazo máximo de intervención de las fuerzas armadas por un año, repito, se autorice un plazo máximo de intervención de la fuerzas armadas.

Esto, naturalmente significa el polo opuesto de lo que se ha dramatizado en redes sociales, porque, insisto, no es militarizar al país, no es normalizar o legalizar la guerra contra el narco y así eternizar la presencia del ejército en las calles, no; se trata de una doble limitación: regular que sí pueden hacer y limitar también el tiempo de su intervención, pues tendrán que ajustar su intervención al plazo que se autorice.

Por lo tanto las autoridades civiles tendrán que acelerar el paso en el fortalecimiento de policías locales, pues por lo ya explicado, llegará más temprano que tarde el momento en que, una vez vencido el plazo de intervención que se autorice a las fuerzas armadas, tendrán que regresar a sus cuarteles: o le apuran o le apuran los gobernadores.

No escapan de mi óptica las opiniones de especialistas en Derechos Humanos, y sobre algunas particularidades tenían razón, pero la esencia, es la que expliqué.

Yo tampoco comulgo con Peña Nieto ¿eh?, no voté por él y no estoy de acuerdo con la forma en que llevó su sexenio, respeto al colectivo #SeguridadSinGuerra como a quienes piensan así. El actor Gael me cae bien, pero tiene razón Nietzsche.