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¿Masticado o que le cueste?

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¿Masticado o que le cueste?

¿Masticado o que le cueste?

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

Entre los papeles que guardo me encontré un apunte que vale la pena compartir con personas valiosas, el escrito lo pongo a su alcance, se lo comparto.

Un maestro del sufismo tenía la costumbre de contar una parábola al terminar la clase, pero a los alumnos no siempre les quedaba claro el mensaje.

– Maestro -le dijo en tono desafiante un estudiante-, siempre nos haces un cuento, pero nunca nos explicas su significado más profundo.

– Pido perdón por haber realizado esas acciones -se disculpó el maestro-, permíteme que, para reparar mi error, te brinde mi rico durazno.

– Gracias maestro.

– Sin embargo, quisiera agradecerte como mereces. ¿Me permites pelarte el durazno?

– Sí, muchas gracias, se sorprendió el alumno, halagado por el gentil ofrecimiento del maestro.

– ¿Te gustaría que, ya que tengo el cuchillo en la mano, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?

– Me encantaría, pero no quisiera abusar de su generosidad, maestro.

– No es un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte en todo lo que buenamente pueda. Permíteme que también te lo mastique antes de dártelo.

– ¡No maestro, no me gustaría que hicieras eso!, se quejó sorprendido y contrariado el discípulo.

El maestro hizo una pausa, sonrió y le dijo:

– Si yo les explicara el sentido de cada una de las parábolas a mis alumnos, sería como darles a comer fruta masticada.

En muchos hogares y en no pocas escuelas se piensa que es mejor darles a los hijos o a los alumnos todo listo, en bandeja de plata, para que “mi hijo no sufra lo que yo sufrí”; impidiendo con esto la lucha, el empuje, el esfuerzo, la valentía, la acción, el desafío, el enfrentar la vida y hasta pensar por cuenta propia.  

En el caminar de la vida se acompaña al otro, no se le allana el camino; el tropiezo, la caída, el error, el sufrimiento, los obstáculos, los problemas, todo eso es necesario para dar firmeza, seguridad, fuerza, voluntad, observación, análisis, decisión. Ir caminando sin esfuerzo provoca seres humanos raquíticos, presas fáciles de la frustración, ansiedad, aburrimiento y desánimo.

En lenguaje cristiano es poner en práctica los talentos para que se multipliquen. Si todo se da en la mano, sin que cueste, es como el siervo del evangelio que enterró el talento que poseía, es apagar la chispa que inicia el fuego, es extinguir la luz que ilumina la vida.

Por favor, no dé todo ya masticado. Dígale cómo, pero que el otro lo haga, que encuentre la manera propia de hacer las cosas. Recordemos el proverbio chino: “Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida”.