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La grandeza de un buen maestro

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La grandeza de un buen maestro

Por: Eusebio Ruiz Ruiz

Desde esta columna saludo y felicito a esos hombres y mujeres que se entregan, con todo su ser, a la difícil tarea de educar. Conozco a muchos que son grandes maestros, algunos son gente muy cercana, para cada uno mi respeto, aprecio y admiración.

¡QUINCE DE MAYO, DÍA DEL MAESTRO! ¡FELICIDADES! (así, con signos de exclamación y con letras mayúsculas porque se lo merecen).

Allá por el año 1917 un grupo de diputados, que habían ejercido el magisterio, enviaron al Congreso de la Unión una iniciativa para celebrar a los trabajadores de la educación, propusieron que fuera el 15 de mayo la fecha para honrar a los maestros.

En ese mismo año el presidente Venustiano Carranza decretó que se celebrara a los maestros de México en la fecha propuesta por los diputados. Un año después, 1918, se conmemoró por primera vez en México el Día del Maestro.

Se eligió el 15 de mayo como Día del Maestro para conmemorar el aniversario de la toma de Querétaro en 1867, acontecimiento que marcó el inicio de la caída del Segundo Imperio Mexicano, al mando de Maximiliano de Habsburgo, y el triunfo de los republicanos.

Otro dato importante y coincidente es que el 15 de mayo de 1950, san Juan Bautista de la Salle (1651-1719) fue declarado patrono universal de los educadores por el Papa Pío XII, el título fue “Santo Patrono de los que trabajan en el ámbito de la educación”.  Se trata de un sacerdote, teólogo y pedagogo francés pionero en la formación de maestros, escuelas especiales para jóvenes con condenas judiciales, escuelas técnicas y escuelas secundarias para lenguas modernas, letras y ciencias; tuvo especial preocupación por la educación de los hijos de los artesanos y los niños pobres, todas estas novedades causaron revuelo en la pedagogía de Francia.

La UNESCO sugiere como “Día Internacional de los Profesores” el 5 de octubre, sin embargo, la realidad es que cada país tiene su día para festejar a los maestros.

Las ideas que a continuación comparto, sirvan para tomar conciencia de la grandeza y la importancia que tienen los buenos maestros.

1. En un mundo al revés y dislocado, los maestros enseñan a los alumnos el arte de vivir, para que no pasen por la vida, sino que vivan.

2. Comparten conocimientos para la vida, evitando los conocimientos desechables.

3. Cumplen con su labor a pesar de los ambientes en donde se piensa, erróneamente, que la escuela es el lugar en donde se envía a los hijos para que los maestros los entretengan.

4. Educan al alumno, y en algunos casos la educación se extiende al papá y a la mamá, porque también ellos lo necesitan.

5. En la escuela el maestro tiene un horario, sin embargo, su labor se extiende fuera de esas horas de trabajo: la revisión de tareas y exámenes, la preparación de clases, la actualización de las listas, la comunicación con los padres de familia y los alumnos, entre otras muchas cosas importantes y una que otra necedad, todo eso se hace en horas y días “libres”, es un tiempo extra no pagado.

6. El maestro sabe que la educación no es demagogia, no es retórica que hable de calidad y excelencia, no es propaganda política, el docente tiene conciencia de que la educación es vida ejemplar que se concretiza cuando está con sus alumnos.

7. En ocasiones la educación ni siquiera es democrática: Todos los alumnos toman el acuerdo y le dicen al maestro: “Profe no de clases”, “profe no ponga el examen”, “profe ya vámonos”, “profe ya no hagamos nada”, “y si mejor nos dormimos”; el educador sonríe, la democracia se la echa a la bolsa, se impone, imparte la clase, aplica el examen, respeta el horario, los alumnos se ven obligados a trabajar, no porque sea un dictador, sino porque tiene autoridad moral para hacerlo.

8. A pesar de los “arrebatos místicos” que sufren algunos “sabios expositores” en los consejos técnicos y de los “viajes intergalácticos” que padecen algunos directivos, el maestro trabaja duro y se preocupa para que la clase sea realista y aplicable.  El maestro no camina sobre las nubes, él tiene los pies bien puestos en el lugar y en la situación en donde se encuentra con sus alumnos.

9. Constantemente se prepara, se actualiza y cuida de no caer en el culto a la novedad, ni de elevarse por el “mundo sideral”.

10. El maestro no elabora leyes, no gobierna a un pueblo, no construye grandes edificios, no es astronauta, no dirige un partido político ni se hace millonario en un sexenio, no es un rico empresario, no es pastor de almas… pero brindó educación al legislador, al gobernante, al arquitecto, al que viaja por el espacio interplanetario, al político, al propietario de la empresa, al ministro religioso… El maestro es parte fundamental en nuestro desarrollo. Así de grande e importante es el maestro.

Si estás viviendo la etapa de ser alumno, necesitas de tus maestros, entonces quiérelos y respétalos.

A los maestros de tus hijos los necesitas, entonces inculca el amor y el respeto a ellos, son los que colaboran contigo en la educación de tus retoños.

Cuando te encuentras frente a un buen maestro, estás ante un ser humano de gran nobleza.