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La Celestial Patrona de Tamaulipas

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La Celestial Patrona de Tamaulipas

(1ª. de dos partes)

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

Los escritores mexicanos Carlos Monsiváis Aceves y Octavio Irineo Paz Lozano decían que los mexicanos amamos la fiesta y el relajo, sabemos que los pretextos sobran para celebrar cualquier acontecimiento, hacemos fiestas cívicas, religiosas, deportivas y familiares; celebramos todo tipo de aniversarios, le hacemos fiesta al que va a nacer y al que tiene años de difunto, al santo y a la virgen del pueblo; el dolor en el velorio y en el sepelio es desahogado y aliviado con la música del mariachi, del acordeón y bajo sexto, con la tambora y el clarinete o con los huapangueros, el difuntito se va con música, en un cálido ambiente.

La fiesta es importante porque en ella bailamos, cantamos, rezamos, peregrinamos, reímos, amamos, realizamos caravanas, platicamos, nos abrazamos, nos saludamos, nos damos el beso, nos conocemos, compartimos la mesa y el regalo.

Lo fiestero nos lleva a tener encuentros profundos de convivencia, creando o reforzando los lazos de afecto con el otro, la fiesta fortalece las relaciones con Dios y con los demás. 

Una gran parte de las fiestas del Pueblo Mexicano están asociadas a la religión católica. México es un país inmensamente rico en tradiciones religiosas, éstas son uno de los elementos fundamentales que nos identifican como Nación.

Nuestra muy querida Capital, Ciudad Victoria, no se queda atrás en este tipo de festejos, año con año se celebra a la Patrona de Tamaulipas y de la Diócesis de Cd. Victoria, Nuestra Señora del Refugio de Pecadores.

En este año las festividades se iniciaron el pasado domingo 26 de junio y culminarán el 4 de julio.

La importancia de esta fiesta religiosa se debe, en gran parte, a que el templo en el que se venera la imagen de la Virgen del Refugio fue durante algún tiempo (fines del siglo XIX y principios del XX) la catedral de la Diócesis de Tamaulipas y porque ha sido el centro de vida cristiana de Cd. Victoria. 

Sin lugar a dudas la devoción mariana es factor importante y determinante en la participación de esta fiesta patronal.

INICIO DE LA DEVOCIÓN

La devoción a la Santísima Virgen María en su advocación Refugio de Pecadores se inició en Monte, Pulciano, Italia, en el año de 1690.  El campesino Antonio Rossi colocó una imagen de la Virgen María, con el niño Jesús en sus brazos, en el tronco de una encina; esto sucedió en una región que estaba llena de maleantes, tiempo después la situación mejoró mucho en aquellos lugares, la paz volvió.

El hecho de que la imagen se colocara en una encina fue el motivo por el que se le llamó “Nuestra Señora de la Encina”; bajo esta advocación se venera en Poggio Prato, Italia, desde principios del siglo XVIII. 

Fue en 1709 cuando el sacerdote jesuita Antonio Baldinucci vio la imagen colocada en el árbol y mandó hacer un cuadro grande con la finalidad de llevarla en sus misiones. Esta copia despertó gran fervor en las personas y ocasionó numerosas conversiones de gente que llevaba una vida de pecado, por esta razón se le comenzó a dar el nombre de “Refugio de Pecadores”.

Según el Directorio de la Diócesis de Ciudad Victoria, editado en 1992, y la Monografía de Victoria, Tamaulipas, editada en 1999, fue el 4 de julio de 1717, en el pontificado del Papa Clemente XI, cuando se concedió la coronación pontificia a la imagen de la Virgen del Refugio, el cardenal Aníbal Albani fue el encargado de coronarla, esto fue en la población de Frascati, Italia.  Este mismo día el padre Baldinucci le dio oficialmente el título de: “Nuestra Señora del Refugio de los Pecadores”. Es necesario aclarar que Guillermo Ma. Havers en su libro “Vivieron el Evangelio”, dice que este acontecimiento fue en el año de 1719.

LA DEVOCIÓN LLEGA A MÉXICO

En 1719, el sacerdote jesuita Juan Guica mandó hacer algunas copias de la imagen de la Virgen María en su nueva advocación, las trajo a México para que lo acompañaran en su labor apostólica.  En este mismo año una de esas copias llegó a la ciudad de Puebla, donde la devoción creció admirablemente.

En 1732, Fray José Guadalupe Alcivia del Colegio Apostólico de Guadalupe Zacatecas realizó, junto con otros misioneros, una misión en Puebla, cuando se preparaba a regresar le donaron una imagen de la Virgen del Refugio, posteriormente, en 1748, fue colocada en un altar que se le construyó en el templo de Guadalupe Zacatecas.

LA DEVOCIÓN MARIANA EN TAMAULIPAS

Cuando en 1750 se funda la Villa de Santa María de Aguayo (hoy Cd. Victoria), se hace bajo la advocación de la Purísima Concepción, no se sabe con exactitud cuando cambia a Nuestra Señora del Refugio, sin embargo, quien fuera cronista de la ciudad, Don Vidal Efrén Covián Martínez, escribió en julio de 1993 que, en los libros más antiguos de la Basílica, se ha encontrado que desde 1819 se menciona: “En esta Parroquia de Nuestra Señora del Refugio de Aguayo”.

Otros datos que nos proporciona el cronista es que la primera imagen que se veneró, allá por el año 1800, era de bulto, describiéndola como “una imagen de cara risueña, de tez blanca, con un cuerpo de contextura tosca, con una posición de estar sentada en un trono celestial con su hijo Jesucristo en los brazos, que da la impresión de ofrecer a su hijo al pecador atribulado”, a inicios de la década de los 90, esta imagen aún se encontraba en las reliquias del templo.

En 1861 el fraile Francisco Ramírez del Colegio de Zacatecas fue nombrado Vicario Apostólico de Tamaulipas, el religioso trajo a nuestro Estado una imagen de la Santísima Virgen Refugio de los Pecadores, en 1864 la declaró como la Patrona de la Iglesia de Tamaulipas, fomentando así la devoción.