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Infancia de los discursos

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Infancia de los discursos

Por: Carmen Munguía

Estamos en tiempos de campañas políticas, y de verdad espero que en pleno 2021, después de que la Convención de los Derechos del Niño (CDN, 1989) cumplió ya treinta y dos años, y la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA, 2014) siete años, respectivamente, los y las aspirantes que lleguen a mencionar en sus discursos y promesas de campaña a la infancia, a las niñas, niños y adolescentes (NNA) lo hagan bajo un enfoque de derechos humanos. Sería muy vergonzoso, más en estos tiempos, escucharles referirse a las NNA como “personitas”, como sujetos de caridad, como objetos de protección y no en cambio, como lo que verdaderamente son, sujetos de derecho, personas en desarrollo.

Es verdad, muchas personas no están acostumbradas aún a escuchar y considerar su opinión en los asuntos que afectan sus vidas; es cierto, la mayoría se encuentra estancada en un adultocentrismo que les hace creer que las NNA tienen valor únicamente hasta que cumplen los 18 años de edad y que en tanto, ellos y ellas no pueden opinar respecto a cómo viven sus derechos.

Pero ya los tiempos apremian cambios de fondo, ante un escenario de severas desigualdades y que la pandemia vino a agudizar. Por tanto, esperemos en estas campañas políticas, no escuchar los mismos discursos en donde se habla de las niñas y niños como el futuro, y no como el presente. Esperemos que las propuestas de políticas públicas por fin se planifiquen escuchando sus voces y considerándolas pero enserio. Debe quedar claro que ninguna propuesta que deje de lado su voz será conveniente en absolutos. Necesitamos dejar de decidir por ellos y ellas y aprender a tomarlos en cuenta, pero enserio, sin simulaciones. Hay que revisar las observaciones que ha hecho el Comité de los Derechos del Niño. Estos son otros tiempos, y lo menos que esperamos y merecemos como ciudadanos y ciudadanas, es contar con una nueva clase política preparada,  conocedora de derechos, con capacidad y liderazgo, en un país que atraviesa problemas muy complejos, sin ser la excepción los de la infancia que sufre de hambre, falta de acceso a la educación, a una educación de calidad y sin discriminación, especialmente durante esta pandemia; trabajo infantil, que es víctima de reclutamiento por parte de la delincuencia organizada desde hace años, especialmente las niñas, niños y adolescente de las ciudades fronterizas del país, que padece castigos corporales como métodos de disciplina, abuso sexual, en fin, verdaderas tragedias que se han ido agravando. No es cualquier cosa, no es un asunto menor hablar de esto; pedir, esperar y exigir a la clase política mexicana un cambio de enfoque en el tratamiento a la infancia.