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¿Qué gobernador temía a la justicia tras su salida?

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DEL ABOGADO AMIGO

Luis Torre Aliyàn

¿Qué gobernador temía a la justicia tras su salida?

Dice un muy buen amigo que con la implementación de la ley general de responsabilidades administrativas (“3de3”), en lugar de enriquecerse 2 (funcionario y empresario, que tradicionalmente le han dado vida a la figura del moche), ahora se van a enriquecer 3. Lo dice de convicción, eh; lo cree en realidad. Inclusive bromea –me hace reír- diciendo que el nombre “3de3” es precisamente por eso: porque ahora se van a enriquecer tres y no dos.

Esa creencia la tienen muchos, sobre todo quienes no están convencidos de los grandes cambios que está empujando la mayoría. “Siempre hay formas”, sostienen, refiriéndose a que no obstante que las normas se perfeccionen y armonicen para el combate a la corrupción, siempre habrá manera de burlarlas, de pasar por encima de la ley; de seguir haciendo trampa, pues.

Y es que todavía, recogiendo el pensar de muchos, alza la voz Vicente Fox para aderezar esa muy inexacta forma de ver las cosas, diciendo que la ley “3de3” “es una mamada”; -de antemano le pido una disculpa por tener que hacerlo leer la palabra que empleó el ex presidente, estimado lector, no es mi estilo-; seguro estoy de que coincidirá conmigo que dicho adjetivo le acomoda mejor al hecho de que él siga opinando públicamente.

No señores, estos cambios torales van a ser vigilados con lupa por la mayoría de la sociedad, esta lucha no terminó con la promulgación de las leyes que integran el sistema nacional, ni termina con la homologación de dicha baraja normativa en los estados de la república, es apenas el comienzo.

Soy más claro: sí, como dice mi amigo, el tecnócrata corrupto no resistirá la tentación e intentará burlar la ley para sacar una ventaja económica ilegal de su posición, y tal vez también como él dice: incorporando a un tercero al juego (fórmula que de hecho ya se practica), tratando así de lavar el acto frente a las autoridades investigadoras o despistar al ya hoy su principal enemigo: la sociedad.

Pero de una cosa pueden estar ciertos tanto mi amigo, como Fox, y todos los que no ven en la legislación anticorrupción la solución: a partir de ahora los corruptos temen y seguirán temiendo a la ley y a la gente, lo que antes del movimiento social actual por un México sin corrupción era idealismo puro. El temor trae como consecuencia el respeto a la ley: el temor es en sí inhibidor de la ilegalidad. Simplemente: ¿Qué gobernador temía a la justicia tras su salida? Hoy varios. El avance es innegable, caray; y así continuará la tendencia hasta lograr que ser corrupto sea la excepción y no la regla.

Ya lo dejo, pero le comparto que leí en el contenido de un tuit del IMCO, que con la experiencia que dejó la descarada forma en que López Obrador presentó su declaración “3de3” en el portal oficial (donando todos sus bienes antes de hacerlo), probablemente se diseñe una versión 2.0, para que sea obligatorio declarar los bienes raíces que ha donado el sujeto en los últimos 5 años. Bien. Al tiempo.