Por: Nazario Assad
Nota aclaratoria: En esta columna se hablará únicamente de aspectos extra cancha, dejando claro y reconociendo que, como entrenador y en cuestiones deportivas, Pep Guardiola ha sido el personaje con mayor influencia y aporte en el fútbol por su estilo de juego del año 2000 a la fecha, entregándonos al mejor equipo que nuestra generación, y posiblemente la historia, haya visto jugar, su Barcelona. Sin embargo, esto no lo exime de tener muchos detalles negativos como persona o extra cancha, si se es muy fan de Guardiola, o de piel delgada cuando se sacan defectos de ídolos, te recomiendo no seguir leyendo.
Había decidido no escribir de este tema a inicios de semana originalmente, al darse a conocer el veredicto del TAS sobre la sanción impuesta al Manchester City este pasado lunes, donde, de haber sido originalmente castigados con 2 años fuera de competiciones europeas, además de una multa de 30 millones de euros, se dictaminó que únicamente la sanción sería de 10 millones de euros de multa, pero sin castigo deportivo, permitiéndole jugar competiciones europeas, era una decisión controversial, pero dentro de los escenarios posibles así que no había gran tema.
Es sabido que recientemente la UEFA ha sufrido varias derrotas recientes ante el TAS en temas de Fair Play Financiero, que es el instituto regulador para las finanzas de los equipos, o de fichajes de menores de edad donde usualmente los equipos poderosos de Europa, que son los que más realizan este tipo de prácticas, suelen salir bien librados en sus apelaciones para reducir cualquier tipo de sanción que les imponga.
El problema importante, y la razón por la que decidí finalmente sí escribir la columna de hoy sobre esto, es por la reacción ante el veredicto por parte del entrenador del Manchester City, Pep Guardiola, quien no únicamente festejó que quedara en solo una multa, sino que entró en una actitud arrogante, hipócrita e ignorante, al comenzar a declarar que los equipos y directivos importantes de Europa les tenían celos, que merecían que la gente y los clubes se disculparan con ellos, y que el Manchester City se ha manejado íntegramente por los últimos 10 años, todo esto siendo evidentemente mentiras.
Para Pep no es extraño estar involucrado en situaciones polémicas o incómodas tanto fuera como dentro de la cancha, incluso desde su etapa como jugador, donde fue suspendido por salir dos veces positivo en el doping con la sustancia nandrolona, de uso para aumento de masa muscular y resistencia al esfuerzo físico en durante su etapa en el Brescia de Italia.
Después en su etapa como entrenador del Bayern Múnich, tuvo una fuerte pelea con el médico de más de 38 años del club y de la selección alemana, el Dr. Hans-Wilhelm Muller-Wohlfahrt, ignorando y desestimando todo consejo médico del doctor para con los jugadores, llevando la situación al límite y forzando su renuncia. Una declaración fuerte e importante del doctor a considerar fue la siguiente: “Creo que Guardiola es una persona con poca confianza en sí mismo y que hace todo para disimularlo. Por eso parece vivir con un miedo permanente, no a las derrotas, sino a la pérdida de poder y autoridad.”
Y ahora en Manchester, donde lleva ya 4 autos destrozados por su irresponsable forma de conducir, se le suma este sentido de superioridad ante las leyes, además de una conducta de doble moral e hipocresía, al hacerse de la vista gorda con acciones erróneas del club, porque lo de el lunes no fue la primera falta del City al Fair Play Financiero, han sido un club recurrente en estas infracciones durante la última década, las anteriores acabando en arreglos jurídicos y multas, por eso fue tanta severidad de castigo en esta ocasión, la reincidencia era demasiada.
Otro detalle que parece olvidársele a Guardiola, es que el TAS no los absolvió por inocencia, como él quiere hacer creer a la gente, había evidencia suficiente acerca de los malos manejos financieros del City, maquillando informes financieros y patrocinios, el problema para mantener la sanción radicó en que algunas evidencias habían pasado ya del máximo de 5 años financieros que se pueden revisar, debilitando las acusaciones y por ende resultando favorable para el equipo de Manchester la resolución, donde únicamente se les acabó multando por obstruir todo tipo de investigación y documentos requeridos para el caso que solicitaba la UEFA.
El mensaje que brindan el City como Guardiola con sus declaraciones es muy claro, y a la vez muy erróneo, dando a entender que los clubes poderosos podrán salirse con la suya sin importar las regulaciones que se les pongan, y debilitando la posible injerencia que pueda tener la UEFA como órgano regulador del fútbol en Europa, sin dudas este caso dejará un precedente negativo importante a futuro para la justicia del deporte, beneficiando aún más a los dueños adinerados.
Una cosa es el actuar siempre en el límite de lo permitido, buscando encontrar todas las pequeñas ventajas posibles para tener éxito ante los rivales, como lo hace magistralmente con sus planteamientos de cancha, pero otra muy distinta es incurrir deliberadamente en faltas que incluso en otras profesiones hasta podrían ser juzgadas como delitos en cortes civiles. Guardiola no tenía que haberse metido en estas declaraciones, las principales faltas del City fueron antes de que él llegara al club, pero de algún modo ese complejo de persecución y victimización que lo caracteriza, lo hizo caer en defender erróneamente las acciones de sus empleadores desde hace más de 10 años.
Obviamente no se le pedía a Guardiola que mordiera la mano que le paga su sueldo y le da de comer hablando mal de ellos, pero evidentemente era un asunto en el que era más sensato quedarse callado, o elegir de mejor manera sus palabras, ya que, lo que por lo que dijo y por cómo lo dijo, únicamente nos enseñó los verdaderos colores de su persona, dejando claro que hasta los mayores ídolos son humanos y tienen su buena dosis de defectos, por lo que no hay que tomarlos como referencias absolutas.
