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Debemos ir juntos

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Por: Luis Torre Aliyán

El Abogado Amigo

Generalmente aunque no debería de ser, patrones y trabajadores tenemos intereses diversos, sobre todo cuando se toca el tema de prestaciones laborales, y, esto, desgasta la relación, con todo lo que ello después genera para ambos: para unos preocupación y falta de productividad, y para otros inconformidad laboral e inestabilidad.

Y es que, muchos patrones están siempre pensando en generar una mayor utilidad en su negocio (lo cual es absolutamente legítimo), a veces lográndolo a costa de no mejorar condiciones laborales; mientras que el trabajador pretende, naturalmente, siempre mejorarlas (lo cual es absolutamente legítimo, también).

Tal postura patronal (la cual, como uno que soy, no quisiera compartir pero me veo orillado), tiene su justificación en el exceso de cargas tributarias que las leyes mexicanas nos imponen actualmente al sector empresarial; vaya, de algún modo tiene que salir adelante el negocio, se piensa. De ahí que, como consecuencia de los excesivos impuestos, se tenga que –aun involuntariamente- sacrificar el mejoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores, y por ende, su calidad de vida y la de sus familias.

Decidí emprender este análisis, estimado lector, a raíz de la resolución que días antes de que concluyera septiembre, dictó la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el sentido de determinar que sí es constitucional limitar la deducción de impuestos hasta en un 53% respecto de las prestaciones laborales. En otras palabras: la Suprema Corte respaldó que los gastos que llevan a cabo las empresas en favor de sus trabajadores no puedan ser plenamente deducibles, sino que, al contrario, sostuvieron, es legal que permanezca altamente limitada su deducción.

Es increíble, de veras. ¿Cómo es posible que prestaciones como el aguinaldo, primas vacacionales, y dominicales (que se otorgan por mandato de ley, ni siquiera por voluntad de la empresa o de los trabajadores) no puedan ser deducidas plenamente?

El propio Gustavo de Hoyos, Presidente Nacional de COPARMEX, manifestó su respeto, pero total desacuerdo con la resolución de los Ministros, pues dijo, el hecho de que la Ley del Impuesto Sobre la Renta siga así (no permitiendo la deducibilidad plena de las prestaciones laborales), ha significado para los empleadores que soportan el trabajo formal del país, un aumento entre el 5 y el 8 por ciento del costo de las nóminas.

En fin. Con el malestar que genera escribir sobre ese desatinado pronunciamiento de la Corte, que nos afecta a todos; concluyo informándole que COPARMEX promoverá un llamado a los líderes y representes sindicales de los trabajadores, para que ejerzamos juntos presión institucional pacífica, en los Poderes Judicial y Legislativo, para revertir el tema y poder generar la deducibilidad plena de las prestaciones de ley que otorgan las empresas a sus trabajadores.

Sin duda, debemos ir juntos, patrones y trabajadores: el muy alto costo de mantener el empleo formal, obstaculiza el crecimiento de las empresas, y las orilla a la informalidad y a no promover empleos de calidad.

Porque, caray; si el gobierno necesita más ingresos, debe comenzar por recortar los privilegios que tienen algunos trabajadores del Estado y sus organismos, particularmente de los que tienen mayores ingresos. Pero, por favor: las prestaciones que otorgan las empresas generan bienestar a mucha más población: ¡las leyes deben incentivarlas!

Ojalá se logre el frente, y vayamos juntos. Por nuestro bien común, que radica esencialmente en mejorar nuestra calidad de vida, y por un México más justo.