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Cuando las cosas cambian de nombre

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Cuando las cosas cambian de nombre

Por: Eusebio Ruiz Ruiz

Hay ocasiones en que llamar a las cosas por su nombre resulta inconveniente e incómodo, la claridad de las palabras se torna ofensiva, optándose por ocultar la verdad total o parcialmente con vocablos que inquietan al espíritu y la mente.

Llamar a las cosas por su nombre da claridad en el asunto tratado, la luz de la verdad se torna intensa, la oscuridad se desvanece. Los eufemismos son válidos, pero no el uso de palabras que oculten o cambien la realidad.

La sabiduría popular nos enseña que “la verdad no peca, pero incomoda”, es muy posible que produzca enojo, decepción, enemistad u otro tipo de molestias.

En algunos casos se cometen errores al hablar o escribir que no tienen gran trascendencia, por ejemplo, en nuestra ciudad a los vehículos utilizados en el transporte urbano público se les llama “micros”, término de origen griego que significa pequeño, sin embargo, los camiones que se utilizan para este servicio son grandes, de doble rodado.

En otros casos, sí se vuelve desagradable la verdad, ni modo, así es, le doy algunos ejemplos, usted tiene la última palabra.

Cuando uno de los cónyuges opta por la infidelidad, el adulterio y el divorcio, se justifica al afirmar que lo único que está haciendo es “rehacer su vida”.

Si el papá y la mamá son sobreprotectores de los hijos, ellos dicen que son muy responsables.

Cuando los padres están fastidiados y no quieren nada con los hijos, dicen que están trabajando y que se encuentran muy ocupados.

Si usted fue a comprar ropa y encuentra un pantalón “del hombre actual”, en realidad es un pantalón afeminado.
Al borracho se le llama alegre, a la borrachera alegría, y al crudo se le dice “pobrecito está enfermito”.

En el caso del crimen del aborto, se le da el nombre de “microaborto”, o sea la privación del nacimiento de un ser pequeño, también se dice “interrupción del embarazo”. ¿Cómo se oye menos cruel?
Cuando se quiere explotar a las personas en su trabajo se les invita a dar el “plus” o se les motiva a “ponerse la camiseta”, en otras palabras, trabajen horas extras sin pago alguno.
Si alguien contradice con fundamentos científicos a una de las tantas ideologías que andan de moda, le llaman retrógrada.

Al robo de dinero, descontando parte del sueldo a unos, para hacerle un regalito a otros, le llaman obra de caridad, es una descarada injusticia que se pinta como obra buena y hasta cristiana.

A un hongo vividor de la política, que hace negocios turbios y camina entre intrigas, bajezas y ligerezas, le llaman político, cuando en realidad es un politiquero.

A personas que hoy están tras las rejas, hace algún tiempo eran llamados gobernadores.
Muchas prácticas demagógicas han recibido el nombre de democracia.

Y para acabarla, al gobierno actual se le ha llamado la 4ª. Transformación, y es comparada con tres eventos históricos muy importantes: la Independencia de 1810, la Reforma protagonizada por Benito Juárez y la Revolución de 1910, ¿usted cree que merece este nombre?
Le agradezco el tiempo que dedicó a leer estas líneas.