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El corrupto legal por Luis Torre Aliyán

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DEL ABOGADO AMIGO

Luis Torre Aliyán

El corrupto legal

Hay un libro que le comparto está entre mis preferidos, estimado lector; se llama Mexicanidad y Esquizofrenia, su autor es Agustín Basave. Lo escribió mucho antes de su nueva etapa como legislador y de presidir el PRD. No tiene un enfoque partidista, sino que, más bien, desde la academia describe a los mexicanos conceptualizando cuestiones muy ciertas que a veces no se quieren ver, o peor aún, las olvida frecuentemente el mexicano, por conveniencia más que por mala memoria.

Uno de los capítulos del libro –el mejor para mi gusto- se titula: “El corrupto legal”; aquí en párrafos de prosa ágil, ingeniosa y llena de profundidad sustantiva, dice Basave que en el estado de derecho mexicano: se impone la primacía de la letra de ley sobre su espíritu; impera la dictadura de los tecnisismos; y la honradez se subordina a la sentencia absolutoria. Líneas abajo de esto, concluye el autor, el corrupto legal es el campeón de la deshonestidad con estricto apego a derecho.

No trabajo en Editorial Océano, ni el libro es nuevo –se publicó en 2010-; no soy sobrino de Basave, ni fui abordado para mencionarlo; simplemente es mi convicción compartir con ustedes esa extraordinaria figura conceptual: el corrupto legal, el político que ejerce la deshonestidad con estricto apego a derecho.

Y es que no se me ocurre otra forma más sensible que acudir a conceptos teóricos creados desde la literatura, para transmitirle a Usted la impotencia de la mayoría al ver cómo es que al mismo tiempo de que a marchas forzadas se guisa nuestro Sistema Nacional Anticorrupción en el Congreso de la Unión (quedando aún pendientes ciertos apartados esenciales de la Ley 3 de 3), algunos gobernadores, como es el caso de Roberto Borge en Quintana Roo, Javier Duarte en Veracruz y César Duarte en Chihuahua, aprovechan el momento, simulando abanderar la causa anticorrupción en sus entidades, y pactando con legisladores locales comienzan a materializar fiscalías generales y anticorrupción a unos meses de irse, con la perversa intención de que las personas que encabecen tales fiscalías no sólo sean de su grupo político, sino que además sean inamovibles por un periodo amplio, y así blindarse una vez que ellos abandonen el poder.

Es un hecho: se aferran a la legalidad para encubrir sus fechorías, para ello pretenden crear instituciones jurídicas a modo, utilizando sus legisladores para las reformas correspondientes, incluso trascendiendo hasta al poder judicial proponiendo magistrados anticorrupción; como si la opinión pública no contara y como si la moral no existiera en su diccionario ni en el de su familia.

Queda claro, en México se sigue imponiendo la primacía de la letra de la ley sobre su espíritu: porque el espíritu de los nuevos paradigmas jurídicos anticorrupción es ir por ellos, no blindarlos; sigue imperando la dictadura de los tecnisismos: porque el propio laberinto jurídico les otorga la facultad de autoprotegerse; y se continúa subordinando la honradez a la sentencia absolutoria: pues para ellos, mientras un juez no sentencie que son culpables de la consumación de un delito, ven de frente y a los ojos, como si fueran ejemplo de honradez y modelo a seguir para los jóvenes.

Sin embargo, le digo: el hecho de que los tres gobernadores salientes que les mencioné estén reaccionando así, es producto de su desesperación, en gran medida consecuencia del efecto que ha tenido la presión de Coparmex, de Imco, de Transparencia Mexicana, de todos los mexicanos que firmamos para que la iniciativa de ley 3 de 3 se hiciera realidad, y de los millones que han estado al pendiente del nuevo sistema nacional anticorrupción y sus alcances.

No creo que los tres se salgan con la suya. Estamos dando pasos firmes para que el corrupto legal sea la excepción y no la regla. Tienen miedo. Vamos bien.

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