Home Opinión Eusebio Ruiz Ruiz Construyamos la paz, terminemos con la violencia

Construyamos la paz, terminemos con la violencia

0

Tlamatinime

Construyamos la paz, terminemos con la violencia

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

Los acontecimientos violentos que vivimos en Tamaulipas nos deben de llevar a construir la paz y eliminar -desde la raíz- la violencia que tanto daño nos hace. En diez puntos comparto mi modesta aportación, esperando mover conciencias.

  1. Empecemos por nuestros héroes nacionales, algunos de ellos fueron matones, intolerantes, ladrones, abusivos y traidores, ¿esos son los modelos que tenemos como Nación? Revisemos nuestra historia.
  2. Entre la canción mexicana se encuentran los corridos que enaltecen a los narcotraficantes, ser narco se presenta como un ideal, lamentablemente adolescentes y jóvenes caen en este espejismo, se lanzan a su conquista, se les promete que pronto ascenderán a un “puesto importante”. Legalicemos en contra de todo aquello que corrompe, envenena y destruye las vidas juveniles.
  3. Los aztecas aconsejaban y advertían: “El vicio, como hierba venenosa, da muerte al que lo adquiere, y una vez que se introduce en el alma, difícil es arrojarlo de ella”. Hagamos caso de la sabiduría indígena. Si con nuestra palabra y ejemplo promovemos el vicio en nuestros propios hogares, entonces de nuestras casas saldrán los consumidores de drogas y los que ingresarán a la delincuencia. ¿Así cuándo rompemos con la cadena de la violencia?
  4. Hay personas que por trastornos psicológicos son muy agresivas y se les dificulta controlarse. Las autoridades de salud deben pensar en centros de prevención y consejería con la finalidad de que estas personas aprendan a manejar el coraje y la violencia, claro es que al frente debe estar personal profesional que conozca de estas problemáticas.
  5. No pensemos, no digamos, no aceptemos que la violencia es algo normal, equivaldría a dar por perdidos nuestros derechos más elementales: Vida, salud, libertad, seguridad personal y social, integridad física, paz, propiedad privada y otros.
  6. Pitágoras, filósofo griego del siglo VI a. C., decía: “Eduquen a los niños y no tendrán que castigar a los hombres”. Vivir en ciudades tan violentas, como la nuestra, nos debe de hacer pensar sobre las fallas que hemos tenido en el campo de la educación y formación de la niñez y la juventud, es sencillo de entender, una persona educada no opta por la violencia.
  7. Una verdadera educación tiene como objetivo una sana formación física, intelectual, psicológica, moral, social, religiosa, sexual y afectiva. La formación se obtiene en casa, si los padres de familia descuidan la educación de los hijos, entonces se “educarán” de acuerdo a la pantalla que tengan frente a ellos, y en muchas ocasiones este medio les dirá que robar, violar, matar, golpear y usar armas es una diversión, llegará el momento en que disfrutarán el sufrimiento del otro. ¿Qué hijo queremos tener en casa?, ¿qué hijo queremos brindarle a la sociedad?
  8. Papá y mamá deben revisar continuamente la formación que le están dando a los hijos, muchos padres de familia han errado formando “ninis” (los que ni estudian ni trabajan) o hijos “blanditos”, los primeros ya son 7.5 millones en México, de ellos se nutre el crimen organizado, y los segundos, con su hedonismo, se vuelven fácil presas de los vicios. Formemos hijos fuertes, virtuosos y con carácter.
  9. “Una adecuada educación en la verdad y en la libertad son actualmente muy necesarias y urgentes para el contexto de inseguridad y violencia en el que nos encontramos. Sólo con una educación de este tipo es posible el distinguir el bien del mal y hacer una opción para vencer el mal a fuerza del bien” (CEM).
  10. Si estamos viviendo una etapa en la que el gobierno y el pueblo pedimos al ejército en las calles y a una policía bien preparada que defienda a la sociedad de los “malos”, es porque en el pasado y en el presente se ha ignorado la importancia de la educación que brinda la escuela, si esto no fuera ignorado no tuviéramos tanta barbarie. Quizás se piense que es más económico una bala, un tanque de guerra o una granada, que el pintarrón (o pizarrón) y el plumón (o gis) que utiliza el maestro.