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Cabeza de Vaca me recordó a Fox por Eusebio Ruiz Ruiz

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Cabeza de Vaca me recordó a Fox

Por: Eusebio Ruiz Ruiz

La victoria de Francisco Javier García Cabeza de Vaca me recordó el triunfo de Vicente Fox en las elecciones del 2 de julio del año 2000.

El guanajuatense terminaba con una dictadura de partido que había durado 71 años, el actual gobernador electo rompe con 86 años continuos de gobiernos priistas  en Tamaulipas.

Hace 16 años, el abanderado del PAN y del Partido Verde Ecologista Mexicano derrotó al priista Francisco Labastida Ochoa; hoy el panismo de Tamaulipas aplastó a la alianza formada por el PRI, PVEM y PANAL.  Baltazar Hinojosa Ochoa fue el candidato vencido, como buen perdedor reconoció su derrota, aunque de la paliza recibida culpó a conocidos priistas.

En las elecciones del 2000 hubo una participación del 63.97 por ciento del padrón electoral, hoy en las elecciones estatales fue de poco más del 56%, aunque diferente el porcentaje, las frases que se dijeron después de la elección fueron muy semejantes: “elecciones ejemplares”, “jornada electoral ejemplar”, “la gente salió a votar”, “hubo gran participación ciudadana”, “elección histórica”, “una jornada en paz”. La realidad es que también en las elecciones andamos de “panzazo” o reprobados.

Con el triunfo y el gobierno de Vicente Fox muchos mexicanos se sintieron atraídos por la alternativa que olía a autenticidad y a cambio, al paso del tiempo se presentaron diversos escándalos provocados por la imprudente manera de hablar y de actuar del entonces presidente, la esperanza del mexicano se perdía, pero aun así se optó por otro sexenio panista.

Llegó Calderón, alborotó el “avispero”, la paz y la seguridad se perdieron, el ciudadano optó por regresar a lo que se presentó como el “nuevo PRI”, pero los avispones afilaron su aguijón y continuaron agrediendo.

Hoy que el pueblo se dio cuenta que el Revolucionario Institucional sigue siendo arcaico,  Cabeza de Vaca tendrá la oportunidad de hacer realidad los “vientos de cambio” que pregonó en su campaña, serán 6 años para demostrar que ni se dobla ni se vende.

El cumplimiento de las promesas de campaña mantendrá encendida la llama de la esperanza en un gobierno con autoridad moral, respetuoso de la dignidad de las personas y de sus derechos, porque suponemos que “los malos gobiernos, se van de Tamaulipas”.

Seamos conscientes que un cambio de gobierno y un partido diferente en el poder no cambian las cosas por arte de magia, el nuevo gobernante se enfrentará a la herencia dejada por al menos cuatro sexenios, en donde hubo quien tenía y tiene el cargo de gobernador, pero no gobernaba ni gobierna.

La alternancia política es un síntoma de avance en la vida democrática, sin embargo la democracia sigue siendo un ideal y una realidad no consumada, en virtud de los numerosos obstáculos a los que se enfrenta.

El peor enemigo de la democracia es la plaga maligna de la corrupción, mientras este vicio subsista, la democratización del País permanecerá, al menos, estacionada.

El crimen organizado, fiel practicante de la ley del más fuerte, es otro de los obstáculos a la democracia, lamentablemente es una herencia que nos han dejado y que ahora recibe Cabeza de Vaca. Diferentes sexenios se dedicaron a criar, amamantar, hacer crecer  y reproducir a las mafias.  Este mal, según expertos, es comparable  a la guerra fría del siglo XX y al colonialismo del siglo XIX, así de enorme es la problemática con la que nos enfrentamos.

Esperamos que “los vientos de cambio” sean una realidad que nos beneficie a los tamaulipecos, que no sean unos ventarrones que nos envíen al precipicio, porque la situación de Tamaulipas es muy complicada, es como si estuviéramos parados a la orilla del barranco, sin podernos agarrar de nada, cualquier ventarrón puede lanzarnos.  Aparte de vientos de cambio necesitamos la suave brisa de la paz.

Cabeza de Vaca sabe que está comprometido con los tamaulipecos, no debe fallar, ya dijo que no va a permitir la impunidad ni a tolerar prácticas del pasado en un gobierno que quiere hacer las cosas diferentes.  Esperemos que así sea.

El triunfo del PAN  en Tamaulipas y en otros estados, más que un privilegio es un compromiso, tendrán que hacer las cosas muy bien en todos aquellos lugares que se pintaron de azul; con su trabajo se ganarán la confianza de la gente, y así, prepararán el terreno para las próximas elecciones presidenciales.

Un buen trabajo se traducirá en buenos resultados en las elecciones del 2018, si no hay buenos gobiernos, el ciudadano que hoy favoreció al PAN, mañana mirará para otro lado.