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Apuesto, al Congreso de la Unión

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Apuesto, al Congreso de la Unión

DEL ABOGADO AMIGO

Luis Torre Aliyán

Apuesto, al Congreso de la Unión

Recuerdo que hace algunos años, recién incorporado al consejo de COPARMEX, se me enchinó la piel y me latió el corazón más rápido y fuerte (y hasta la fecha sigo vibrando cada mes) cuando me di cuenta que, siempre, previo a comenzar sesión, en breve acto simbólico de honores a la bandera habría que decir un claro y resonante: “México, en tu bandera vive nuestro compromiso”.

Y es que vaya compromiso el que el sector patronal, todo, tiene con México. Emprender hoy y mantenerse como patrón que paga salarios dignos, cuotas de seguridad social y de vivienda, fondos de ahorro, los altos costos que trae consigo el exceso de regulación y sobre todo, los desproporcionales impuestos, alcanza tintes heroicos.

Porque hay que decirlo como es: Hoy es más complicado que nunca ser empresario en nuestro país. Los incentivos son insignificantes en comparación con la pesada carga administrativa que implica la formalidad: además de la inseguridad y la corrupción que no permiten que contemos ni con certidumbre en la estabilidad ni planificación de negocios, ni con competitividad leal.

¿Pero qué pasa con nuestros legisladores federales? ¿A caso no están conscientes de que en México urge darle un espaldarazo al sector patronal, y con ello, como efecto cascada dárselo al país mismo?

Cuando el propio presidente de la república afirmó que se acababa “la gallina de los huevos de oro” refiriéndose a PEMEX, tácitamente asumía que la nueva gallina de los huevos de oro era la iniciativa privada, sobre todo las pequeñas y medianas empresas, pero: ¿Las han procurado? ¿Qué consideración sustantiva se ha tenido con la iniciativa privada, con la clase media?

Seré franco, como me gusta ser: apuesto fuerte a que en el recién abierto periodo ordinario de sesiones no será tomada en cuenta la propuesta de reforma fiscal que propuso la COPARMEX, en el sentido de reducir de manera gradual –un punto porcentual cada año- el impuesto sobre la renta (ISR), para ir pasando de un 30% que lo tenemos hoy en día, hasta llegar a un 24% que es la base promedio de los países que integran la OCDE, lo que permitiría no solo disminuir el actual asfixiamiento patronal, sino captar más inversiones productivas.

Apuesto también doble contra sencillo, a que no saldrán ni la Ley de Seguridad Interior, para brindar certeza jurídica a la labor del Ejército y la Marina en las labores de seguridad pública; ni se procesarán las iniciativas de Ley de Mando Mixto, que permitirían una mejor coordinación de las policías en los tres órdenes de gobierno.

También apostaría mi resto a que, no se tomará en cuenta la propuesta de COPARMEX, de formar un Consejo Fiscal Independiente que oriente correctamente la inversión pública y garantice el correcto ejercicio del gasto público.

Espero, en serio, que por lo menos se den los primeros pasos en el Sistema de Mejora Regulatoria (que sería que se promulgue la Ley General) y que en materias de transparencia y anticorrupción se concreten la Ley de Obra Pública, la Ley de Adquisiciones Públicas, y la Ley General de Archivos, ésta última que, por cierto, le venció el plazo al Congreso en febrero de 2015. Si, estimado lector, sí leyó bien, febrero de 2015.

La apuesta al Congreso de la Unión es segura, por eso la digo en voz alta. Porque aunque México tiene prisa, pasará lo de siempre: los legisladores federales cobrarán por distraerse entre cálculos políticos e intereses partidistas.

Eso sí: prolongarán el show mediático de la Fiscalía General de la República tanto cuanto sea necesario para tapar su falta de eficiencia, pero al final, pasarán por alto los grandes reclamos de la sociedad que desatinadamente representan.