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Adánitis y Evaitis

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Adánitis y Evaitis
  • Echándole la culpa a otro.

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

En el capítulo 2 del libro del Génesis se narra que todo estaba muy bien en el paraíso, el ser humano poseía los dones naturales, sobrenaturales y preternaturales, ¡aquello estaba de maravilla!

Las cosas cambiaron cuando la serpiente tentó a la hermosa Eva (y sí era una lindura de muchacha), la joven cayó en la tentación, luego ella compartió el pecado con el apuesto chico que la acompañaba, su nombre era Adán, a este chavo lo enredaron en el asunto del pecado y también cayó, ni modo, se le rebelaron a Dios y la caída los afeó.  

El gravísimo pecado en que cayeron Adán y Eva fue el de “querer ser como dioses”, la soberbia en todo su esplendor. ¡Cuidado! El primer pecado del ser humano, la soberbia; el primer pecado de Luzbel (el demonio), la soberbia.

El soberbio no se ama, se autodestruye; la soberbia es el resultado de una imagen pobre de sí mismo, es la consecuencia de un vacío tormentoso que pretende llenarse con presunción, vanagloria y aplausos. La soberbia es autodestrucción psicológica. Si gusta puede leer en este mismo medio “El pecado capital de la soberbia”: https://grupometropoli.net/el-pecado-capital-de-la-soberbia/

El problema se puso más difícil cuando Dios andaba dando la vuelta por el jardín, encontró a los dos y los interrogó, la tercera pregunta que el Creador lanzó fue:

«¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?»

Adán contestó: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí», le echó la culpa a Eva, y de pasadita le echó la culpa a Dios por haberle dado esa acompañante. ¡Pasa amiguitas Adán!

Después de esto, Dios le preguntó a la mujer:

«¿Por qué lo has hecho?»

Eva contestó: «La serpiente me sedujo, y comí», le echó la culpa al animal, que representa al tentador.

Ni Adán ni Eva se hicieron responsables de sus actos, la culpa de su caída se la echaron a otro.

Un claro ejemplo de “Adánitis” y “Evaitis”, es decir, de andarle echando la culpa a otros, es cuando el señor que vive en el palacio responsabiliza de todos los males a los conservadores, a los neoliberales, al INE, etc.

A esto de andarle echando la culpa a los demás, la Psicología le llama Síndrome Adámico, que va muy relacionado con el victimismo crónico y con el complejo de Adán y Eva.

Usted disculpe los términos que utilicé: “Adánitis y “Evaitis”, la razón es que el sufijo de origen griego “itis”, significa inflamación o irritación, la inflamación se relaciona con la hinchazón. 

San Agustín de Hipona (354-430) decía: “La soberbia no es grandeza sino hinchazón, y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano”. La soberbia no nos permite reconocer nuestros errores y de paso responsabilizar a otros de nuestras fallas.

Gracias por su tiempo.