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Una realidad de película

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Una realidad de película

Por: Eusebio Ruiz Ruiz

A Brian lo confundieron con Jesucristo, sus fanáticos adoradores lo seguían por todos lados, quería librarse de aquella muchedumbre, no podía.

No crea que Brian se gozaba por la situación que estaba viviendo, le chocaba, le enfurecía rodearse de la borregada, trataba de convencerlos para que no se comportaran como un rebaño, sometidos siempre a la voluntad ajena; le molestaba la docilidad, la ignorancia y la carencia de juicio crítico de aquellas personas que actuaban ingenuamente.Quería que aquella gente se dispersara, hasta que les gritó: “¡Son individuos!”, y todos a una sola voz gritaron: “¡Somos individuos!”, alguien entre aquella masa dijo: “Yo no…”. Intento fallido de Brian, seguían de borregos. Brian volvió a gritar: “¡Tienen que ser diferentes!”, todos los fieles devotos respondieron: “¡Sí, somos diferentes!”, una vez más se escuchó al que estaba en desacuerdo: “Yo no…” Esta vez la voz fue escuchada por la muchedumbre, querían linchar al opositor, afortunadamente no lo pudieron encontrar entre aquella multitud de imitadores.“La vida de Brian” es una película.

Ahora vamos de la película a la realidad. Sin lugar a la duda, usted ya escuchó en varias ocasiones y en distintos escenarios las palabras que siguen.“…por primera vez llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa Nación”, en este momento el discurso se interrumpe, se escuchan los aplausos y los gritos de la multitud, el discurso continua: “Y digo llegamos, porque no llego sola, llegamos…”, se hace una pausa para que la multitud responda a todo pulmón, emocionada y al unísono “todas”.

Esto no es ninguna novedad, por décadas sucedió lo mismo con otros políticos y seguidores. Siempre han existido esas personas que con facilidad se dejan guiar y siguen dócilmente a alguien, sin cuestionar ni criticar, lamentablemente así ha sido.

Es el gusto de las multitudes por endiosar a un personaje y el gusto de algunos por sentirse endiosados, a diferencia del protagonista Brian que le enojaba el ser exaltado.

Entre los que endiosan se encuentran los que echan flores a lo descarado, ellos me recuerdan a las plañideras mercenarias, esas mujeres contratadas para que, a cambio de una cantidad de dinero, lloren en los velorios y en los entierros, su llanto no es de dolor por el difunto, es por dinero, el año pasado en ciertas regiones de Europa las lloronas cobraban 60 euros.

No sé cuánto cobran los que hoy limpian las zapatillas con su lengua.Otros “endiosadores” me recuerdan al ídolo del foro de Francis Bacon: El que únicamente repite como “cotorrito” lo que oye, en vez de pensar por cuenta propia.

Entre esas multitudes estarán esas vocecillas que –como en la película de Brian- dirán: “yo no…” a eso de que “llegamos todas” o a frases semejantes, tendrán sus argumentos, o deben de tenerlos, para responder de esa manera y no como lo hace la masa, son esas voces opuestas y/o diferentes las que se encuentran lejos de comportamientos conformistas e impersonales o de seguir ciegamente las consignas de otros.Gracias por su tiempo.

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