Atlas cómodo por la ‘localía’ y su ubicación en la tabla, Chivas obligado a ser más agresivo para arrebatarle el pase a las semifinales del Clausura 2015
La palabra obligación suele crear escozor, suele ser desterrada, para evitar un compromiso, para protegerse del futuro; quizá todo englobado en el concepto de comodidad.
Pero, en una instancia de matar o morir, como la Liguilla, la máxima aplicación y el uso total de las armas no es negociable, so pena de lamentos profundos a futuro.
Juego de vuelta de la instancia de los cuartos de final del Clausura 2015, Atlas y Guadalajara dirimen, en el estadio Jalisco, al elegido para aterrizar en las semifinales; tras 90 minutos de batalla, los Rojinegros tienen, por el momento, la ventaja.
Y es que la pizca de justicia que le hereda la fase regular a la Liguilla le daría el pase a los Zorros, por haber culminado en mejor posición en la tabla de clasificación, en caso de gestar otro empate en la serie.
Tomás Boy y compañía saben lo anterior; lo complicado es que lo traduzcan al lenguaje de los botines y el balón. Jugar con sapiencia, con cadencia, con frialdad, para matar física, táctica y, sobre todo, mentalmente al adversario.
La cuestión es que a pesar de su pequeña resurrección al final del torneo, tras su eliminación de la Libertadores, Atlas no recobra el nivel del torneo anterior, el que fue capaz de exhibirse de dos formas: la furibunda e insaciable y la cerebral y calculadora.
Curiosamente, fue justo en la vuelta de aquellos cuartos de final del Apertura 2014, en la que olvidaron su esencia camaleónica y terminaron por caer, de forma irracional, ante un Monterrey con menor fútbol en sus pies, pero mucho mayor ecuanimidad.
Al menos los Zorros tiene libre albedrío; el Guadalajara no puede pensar en otra cosa que no sea el triunfo. En este momento, pesan los cuatro juegos en fila que acumuló en la recta final del torneo, los cuales le condenaron al quinto lugar en la clasificación y a perder el privilegio de avanzar a fuerza de empates.
He ahí el punto de inflexión para Chivas: acostumbrado a priorizar el punto seguro, el equilibrio, con tal de asegurar la permanencia, debe revolucionarse y salir a destrozar a su detestado rival; el temor, la fragilidad, el conservadurismo, no sirve más.
Atlas y Guadalajara tienen la mesa servida para brindar un buen espectáculo, mucho más vibrante que el que ofrecieron en la casa del Rebaño: el equipo en desventaja volcado al frente, el aventajado contragolpeando con fiereza, el pase a la semifinal en juego; y, por si se olvidaba, en el marco de una guerra civil más en la Perla Tapatía.
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Atlas vs Guadalajara