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¡QUE CONSTE,…SON REFLEXIONES!

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¡QUE CONSTE,…SON REFLEXIONES!

¡QUE CONSTE,…SON REFLEXIONES!

POR SÓCRATES A. CAMPOS LEMUS.

         Como si viviera en California, entre temblores por la falla de San Andrés, no López Obrador, sino la del que todo el tiempo ha llevado ese nombre, parece que Lozoya está temblando y, sin duda, también temblarán otros muchos políticos, funcionario, empresarios y financieros especialistas en lavado de dinero y no es para menos, tal como van las cosas y el hostigamiento que le traen como perico a toallazos, es lógico que cuando menos,Lozoya, haya escrito y tenga por publicar algún buen libro que nos podrá explicar muchas de las grandes transas operadas en PEMEX y en otros sitios gracias al poder del vicepresidente Videgaray y que contaba, sin duda alguna, con la protección y el visto bueno del presidente Peña Nieto, por ahí en una de las columnas de Serpientes y Escaleras se publicaba que en el último llamado que realizara Lozoya para solicitar una entrevista con Peña Nieto que en ese tiempo no estaba enamorado pero si presionado por el divorcio, le dijo al secretario particular que: “No se le olvide, al presidente, que yo, personalmente, le entregué cinco millones de dólares”

          Bueno, entre los desmanes de la Policía Federal que no quieren dejar las calles ni entrar a los combates y menos a detener indocumentados para proteger las fronteras gringas, el presidente López Obrador sale de gira a revisar los hospitales rurales y al llegar a Motizintla, en Chiapas ,a la entrada de l zona zapatista, pues declara que no se vale lo que dejaron los anteriores ya que el desmadre en el sistema de salud es increíble y nadie lo podrá negar, bueno, sí, los yupis que cuentan con seguro Médico de gastos mayores y los que son protegidos por la alta burocracia y los empresarios y banqueros y los funcionarios enriquecidos, en fin, una buena parte de ellos pues no van a esos hospitales, no, ellos van a Los Ángeles, ya ven que ahí que bien se ven los médicos tan arregladitos y las enfermeras y personal tan atentos, sin darse cuenta de que todo eso, ellos, lo viene pagando, pero les vale, van al ABC porque ahí están los mejores especialistas y no los rascuaches que quién sabe de qué se pueden infectar yendo a atender al infeliciaje nacional, por esas y otras razones pues ellos pueden desembolsar miles de pesos por cuartos que ni en los mejores hoteles valen tanto, pero en fin, ellos piensan que no podrían recibir a sus visitas sociales que van a ver como siguen los enfermitos en cuartos rascuaches, donde están más de uno viéndose como hacen sus necesidades y comentando de todo o viendo el final de alguno que otro infeliz que estira la pata, por esa razón es bueno para todos el que López Obrador vaya recorriendo esos hospitales para que se dé cuenta de lo que les falta, que es todo, para que sepa que los médicos y enfermeras que están ahí no solamente están por necesidad sino por una vocación y apoyo solidario, porque muchas veces, no cuentan con los mínimos necesarios para atender a tantos enfermos.

         Apenas, cuando escribo esto, estoy reponiéndome de varios malestares, no graves, que por fortuna muchos amigos médicos me apoyaron desde sus lugares de origen para orientarme y no tener que caer en las manos de los chacales que de todo lo quieren a uno operar o llevar al hospital solamente porque ahí les dan comisiones por cada paciente, no, ellos me sacaron de los cuadros y me orientaban  a cada momento con relación a mis malestares pero eso no me salvó de comprar medicamentos y para ello se fueron varios billetes que entraban a la cartera con la misma velocidad que salían para enriquecer a los dueños de las farmacias que ponen los precios que quiere a los medicamentos e incluso, los ocultan, para subirles de valor, en fin, como soy afortunado por esos amigos increíbles y bondadosos, pues puede salir del problema sin tener que desembolsar miles de pesos yendo a cualquier hospital que le cobran a uno hasta por respirar,.

         Eso me hacía recordar que allá en mis años mozos, cuando recién legaba a Oaxaca y recorría varios municipios alejados, en alguna ocasión vi bajar por una carreterita que en verdad más bien era vereda a un grupo de gentes que en unas camillas improvisadas traían a dos pacientes y en grupos de varios vecinos se turnaban para transportarlos con la intención de llegar a la carretera y solicitar a algún alma piadosa les dieran un aventón al hospital más cercano que en esa época estaba a más de cien kilómetros de caminos de terracería y entonces como traía una camioneta, me ofrecía y pude constatar el sufrimiento de los enfermos y de los que les apoyaban en el transporte y cuando me dijeron que ellos habían recorrido cerca de un día desde su alejada comunidad para llegar a donde los encontré, en verdad que entendí lo que es ser pobre en este país y estar alejado de toda asistencia social. Cuando llegamos a aquel hospital solamente a uno de ellos lo podían atender ahí y al otro lo tuvimos que transportar hasta la ciudad de Oaxaca porque su estado era delicado y requería otro tipo de atención, tuve comunicación con esas gentes y ellos me comentaban sus cuitas y pesares que solo me ponían triste y encabronado, y así, con un grupo de amigos armamos un  equipo y fuimos a esa localidad y llegar ya era un sufrimiento y ver las condiciones era otra tragedia, cuando llegaron los amigos médicos que llevamos, con algunos medicamentos que ellos nos ayudaron a transportar, muchas de las viejitas que por vez primera conocían y eran atendidas por un médico, lloraban entre la felicidad y la ternura y la desesperación y, cuando uno llega a los lujosos consultorios de los médicos en las ciudades y ve lo que cobran por consulta y lo que ellos recetan buscando los productos más caros porque llevan comisiones en las farmacias pues, se indigna uno y, en verdad que es cuando nos toca en carne propia cuando vamos entendiendo lo que significa el colapso del sistema de salud. Mi padre trabajó en Salubridad y de chico, muchas de nuestras atenciones incluyendo la dental, nos la hacían en los centros de salud que operaban con gran eficiencia y ahora, dan pena y tristeza, por ello, ojalá, no solamente sea la indignación del presidente al ver el desastre, sino que eso sirva para arreglar el deteriorado sistema de salud para los que no tenemos ni contamos con ningún tipo de apoyo del sistema podamos acceder al mismo…total, también somos mexicanos y, será verdad de que llegan muchos médicos cubanos a reforzar el sistema de salud o son los cuentos chinos…