Por: Eusebio Ruiz Ruiz.
Hoy, ayer y hace mucho tiempo… (muchísimo más que en los cuentos), una mentira repetida varias veces se convierte en realidad.
Joseph Goebbels, jefe de propaganda nazi, dijo: “Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad”.
En la psicología a esto se le llama “ilusión de la verdad”, es decir, creer que algo es cierto sin que lo sea.
A propósito, Bernardino de Siena escribió en el siglo XV la historia de Boninforte, deme la oportunidad de contársela.
Boninforte era un perro, el animalito murió; su amo, hombre influyente y de mucho dinero, le mandó construir una tumba en la plaza principal del pueblo y allí lo enterró.
Después de muchos años, las personas de aquel lugar, que no habían conocido a Boninforte ni a su dueño, se imaginaron que en aquella tumba se encontraba un personaje importante, buen número de generaciones así lo creyeron y lo trasmitieron.
Un día, alguien movido por buenos sentimientos le dejó un ramo de flores junto a la tumba, por accidente un niño olvidó un cirio en el lugar en donde estaban los restos del perro, algún travieso encendió la vela.
Corrió el tiempo y muchos empezaron a llamarlo “san Boninforte”, le encendían veladoras, le llevaban flores, hacían oraciones, le organizaban peregrinaciones y hasta milagros le atribuían al “santo”, que en vida había sido perro.
Que una mentira, por repetirla buen número de veces, se convierta en verdad, ¡cuidado!, porque hasta los perros se pueden convertir en santos, como Boninforte.
Debemos ser prudentes con la información que recibimos, sobre todo si ya pasó de boca en boca, recordemos que no todo lo que vemos y escuchamos es verdad. Héctor Maldonado Willman, estudioso de la comunicación, afirma que en lo cotidiano se modifican los mensajes por no escuchar con cuidado, y esto trae como consecuencia diversos problemas.
La psicología nos enseña que la mentira se encuentra en nuestra vida diaria, los tipos de personas que más mienten son tres: narcisistas, maquiavélicos (sin querer me acordé de varios políticos) y los que padecen alguna psicopatía; seguidos de los agresivos, los manipuladores, los introvertidos, los que intentan caer bien, los que tratan de evitar una consecuencia negativa y los que intentan dar pena, a esta lista debemos agregar a las personas que están entrenadas para mentir.
Si bien es cierto que estamos inmersos en la mentira, en una sociedad saturada de información en donde la realidad se falsifica, y que en muchas ocasiones no tenemos los medios para averiguar si tal hecho es o no cierto, no por eso debemos ser desconfiados, tampoco ingenuos, menos acostumbrarnos a vivir en la mentira.