Las torpezas y malos manejos de funcionarios de la Secretaría de Gobernación, durante el fantasmal proceso de expedición de la cédula de identidad, originaron un desfalco millonario a Talleres Gráficos de México (TGM).
De acuerdo con reportes internos, la empresa realizó entre 2009 y 2010 una inversión de 235 millones de pesos destinados a la adquisición de materiales y equipos de alta seguridad, necesarios para la producción de 91 millones de documentos.
Conforme al contrato signado con la Segob, por ese trabajo recibiría entre 2010 y 2012 –administración panista— más de mil 52 millones de pesos, por lo cual el gasto sería recuperable y las ganancias estaban garantizadas… Pero sólo fue en el papel, porque la Secretaría cambió el plan original, limitó el programa a menores de edad e incumplió con las entregas del registro de datos biométricos. La impresión se paralizó, causando a TGM cuantiosas pérdidas.
La estafa fue detectada también por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), instancia que en la Cuenta Pública de 2011 denunció un contrato ventajoso de Gobernación, pues jamás estableció cláusulas que formalizaran sus obligaciones ni las penalizaciones “en caso de no proporcionar la información para que Talleres estuviera en facultad de cumplir con la producción de cédulas y cubrir los daños económicos que con ello se causara a la entidad”.
En el contrato se estableció la producción de 31 millones de cédulas en 2010, 30 millones en 2011 e igual cantidad en 2012, las cuales se pagarían en tres anualidades de 348 millones de pesos, para el total ya referido.
Para el ejercicio presupuestal 2009, el Registro Nacional de Población (Renapo) a cargo del blanquiazul Carlos Raúl Anaya Moreno –ligado al Yunque— sólo otorgó a TGM un anticipo de 90 millones de pesos para elaborar un estudio técnico y alistar el diseño de la cédula.
Confiado en el convenio con Gobernación, Talleres Gráficos adquirió maquinaria, materias primas e insumos por 72 millones de pesos. La ASF corroboró que, ya en la parte final de la presidencia de Felipe Calderón, más del 80 por ciento de este material estaba almacenado y lo peor: su vigencia había caducado.
Así lo explicó en su informe: “La mayor parte de esta materia prima sólo puede ser utilizada en el proyecto de la cédula de identidad… En el contrato no se pactaron entregas parciales de acuerdo con las necesidades reales de producción”.
Otros 146 millones de pesos se invirtieron en equipos técnicos y tecnológicos, y 17 millones más en acondicionamiento de instalaciones y contratación de personal –por lo menos 32 empleados eventuales—, para los 235 millones ya referidos.
Sin embargo, para el cierre del ejercicio 2011 sólo se habían producido poco menos de un millón 100 mil cédulas, lejos de la meta pactada. La razón, apuntó la ASF, “es que el Renapo no proporcionó la información requerida y estipulada en el contrato y sus convenios modificatorios”.
Por esta razón, recomendó a TGM emprender acciones urgentes para promocionar sus servicios, emplear maquinaria y materia prima adquiridas y cumplir con los objetivos de venta y producción.
En 2012 esta entidad pública recibió otros 45 millones de pesos por la producción de 4.5 millones de cédulas –a 10 pesos cada una—, las únicas que pudo imprimir con los archivos enviados por Segob, dependencia que al final infringió el contrato y provocó daños millonarios a Talleres.
“El incumplimiento se originó en virtud de la problemática que se presentó para darle validez oficial a nivel nacional a la referida cédula y TGM no ha podido utilizar el equipo para otros fines”, concluyó la ASF.
El ex director de TGM, Luis David Fernández, quien dejó el puesto apenas a principios de 2015, se refirió así al desperdicio de insumos durante el gobierno calderonista: “Las administraciones pasadas fueron un poco descuidadas al haber comprado en demasía muchos de estos materiales, que son importantes, porque son de alta seguridad”.
Especificó que una pequeña parte de lo comprado se utilizó para elaborar otros documentos oficiales, pero la mayoría se guardó en bóvedas especiales. El almacenaje incrementó el perjuicio financiero a TGM. Y pese al resguardo, la Auditoría logró verificar desperdicio, caducidad y olvido.
Con una buena planeación y entrega puntual de datos, TGM estaría en posibilidad de producir 2.5 millones de cédulas, incluso a un precio menor de 10 pesos cada una.
El derroche, compadrazgo, contratación excesiva de personal, salarios inflados y construcción de instalaciones inservibles –todo propiciado por la Segob- también fue documentado por el Sindicato de Trabajadores de Talleres Gráficos de México.