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Origen, historia y sentido.

Imposición de ceniza

Origen, historia y sentido.

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

           Dos de marzo, Miércoles de Ceniza, con este día inicia la Cuaresma, tiempo litúrgico que concluye el día 14 de abril, el Jueves Santo.

La ceniza es utilizada desde tiempos remotos. En el Antiguo Testamento aparece simbolizando la caducidad y la debilidad del hombre, del polvo del que está hecho y al que tendrá que volver (Gén 3, 19), es además símbolo de penitencia.

El signo de la ceniza es de origen pagano y judío, desde tiempos muy antiguos en Grecia, Egipto, China y Palestina, indicaba arrepentimiento, humildad y solicitud de perdón. Las personas de aquellos tiempos y lugares para manifestar el dolor de haber pecado se sentaban en la ceniza.

Los hebreos cubrían totalmente su cabeza y su ropa con ceniza como señal de penitencia.

Para los habitantes de Nínive era un signo de arrepentimiento profundo.

Desde el siglo IV el rito de la ceniza ya se utilizaba en la Iglesia, sin embargo, fue en el siglo VI, durante el pontificado del Papa Gregorio Magno (590-604), cuando el tiempo litúrgico de la Cuaresma se inició en miércoles con la imposición de la ceniza, signo del deseo de conversión.

En el siglo VI se organiza la penitencia pública. Los que habían cometido pecados graves y públicos eran expulsados del templo, recibían una vestimenta de sayal impregnada de ceniza, a la vez que una penitencia a desarrollar durante todo el tiempo cuaresmal. Cumplida la penitencia, los pecadores, debidamente reconciliados, se presentaban el Jueves Santo en una celebración especial.

El Miércoles de Ceniza los pecadores públicos se dividían en categorías: Flentes: No podían entrar al templo durante la celebración litúrgica y quedaban en el atrio; audientes: podían entrar para escuchar la palabra de Dios y luego salirse; consistentes: eran tolerados durante la celebración de la Misa, pero sin ofrecer ni participar en el banquete eucarístico. 

En el siglo IX la penitencia pública empezó a dar paso a la confesión privada y a la absolución individual de los pecados.

Durante el siglo X empezó a desaparecer paulatinamente la penitencia pública, ya en el siglo XI, con el Papa Urbano II (1088-1099) la imposición de ceniza se va extendiendo a más gente, no solamente a los pecadores públicos, razón por la cual este rito y la práctica de la penitencia se arraiga mucho más entre los católicos.

En el siglo XI se comenzó a unir el signo de la ceniza con el hecho inevitable de la muerte, esto con la intención de reconocer la pequeñez del ser humano ante Dios, este contexto explica la frase: “Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás”. De este mismo siglo data el primer formulario de bendición de cenizas.

El sacramental de la ceniza no tiene ninguna virtud curativa o preventiva contra la enfermedad, la “mala suerte” o la desgracia, no es un talismán ni algo mágico o supersticioso, únicamente es un símbolo utilizado por la Iglesia Católica para iniciar el tiempo litúrgico de la cuaresma, días que tienen el objetivo de penitencia, conversión, reconciliación con Dios, con las demás personas y con la creación divina, todo esto como preparación a la fiesta cristiana por excelencia, la Pascua.

La práctica de la imposición de ceniza que tiene sus raíces en los pueblos del lejano, medio y cercano Oriente, llega hasta nuestros días con el significado de humildad, arrepentimiento, necesidad de Dios, aceptación de los valores evangélicos y conversión.

Actualmente el rito de la ceniza se hace después de la lectura y explicación del evangelio, la razón es para mostrar que la conversión o el cambio de vida surge de la interpelación que hace la palabra de Dios; se utilizan las fórmulas: “Arrepiéntete y cree en el evangelio” o “Conviértete y cree en el evangelio”. Un sacerdote o un laico coloca un poco de ceniza en la cabeza o la frente de las personas, al mismo tiempo que se dice una de estas frases. 

La imposición de la ceniza carece de sentido si no se tiene la intención de renovar la manera de vivir, de lo que se trata es de ser mejores personas.

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