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Educación y violencia

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Educación y violencia

Educación y violencia

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

Wolfang Borchert, actor y escritor alemán, vivió de 1921 a 1947, importantes son sus escritos antibélicos. Relatos y poemas en torno a la guerra encajan muy bien en los tiempos violentos que padecemos los mexicanos.

Uno de sus breves escritos literarios puede llevarnos de la mano hasta donde se encuentran las raíces de la violencia, mal social que tanto nos ha dañado.

Borchert escribió:

“Érase una vez dos hombres.
Cuando tenían dos años, se pegaban con sus pequeños puños.
Cuando tenían doce, se pegaban con palos y se tiraban piedras.
Cuando tenían veintidós, se insultaban y disputaban las chicas.
Cuando tenían treinta y dos se peleaban por el dinero y por el puesto en el trabajo.
Cuando tenían cuarenta y dos, se disparaban con fusiles.
Cuando tenían sesenta y dos, utilizaban cañones y bombas.
Cuando tenían setenta y dos se odiaban a muerte e instigaron a otros a guerrear por ellos.
Cuando tenían ochenta y dos, se murieron.
Fueron sepultados uno junto al otro.
Cuando, cientos de años después, una lombriz se abrió camino comiendo entre sus tumbas, no se dio cuenta de que allí estaban enterradas dos personas distintas.
Era la misma tierra.
Todo era la misma tierra”.

Si al niño no se le educa en favor de la paz, nadie sabe hasta dónde llegará cuando sea adulto, seguramente no habrá buenos frutos, peor aún si se le festejan las rabietas y caprichos. Recordemos el refrán español “cría cuervos y te sacarán los ojos”.
Seis siglos antes de Cristo Pitágoras escribió: “Eduquen a los niños y no tendrán que castigar a los hombres”; mientras que en el libro sapiencial de los Proverbios se lee: “Instruye al niño en mi camino y aun cuando fuere viejo no se apartará”.

La violencia en nuestro país no es producto de la magia o de la casualidad, en la raíz está la carencia de una verdadera educación familiar y escolar.

En este aspecto tanto la célula básica de la sociedad como el sistema educativo han fallado, pues no se ha logrado que muchos mexicanos sean hombres y mujeres de bien, buenos ciudadanos.

La familia, la escuela, la religión y el Estado tienen la difícil tarea de coordinarse para educar en el presente e ir terminando paulatinamente con la ola de salvajismo que nos invade.

Los primeros responsables en la educación de los hijos son los padres de familia. La escuela, la religión y el Estado podrán hacer lo que les compete, pero si fallan los que libremente quisieron fundar una familia, entonces no podemos esperar buenos resultados. En los hogares no debe haber ningún espacio para cualquier tipo de violencia.

Si vivimos en una continua violencia –sobra decir que las medidas para controlarla han fallado- es porque en el pasado y en el presente se ha ignorado la importancia de la educación familiar, escolar y religiosa.
Es la hora de volver a practicar la reverencia a Dios, el amor a la Patria, los valores universales, cívicos, morales, religiosos y noéticos, hacer realidad los buenos modales… Si tenemos interés en superar tanta barbarie no podemos quedarnos como si nada pasara.