Por: Nazario Assad
Pocas cosas emocionan más a los aficionados al deporte que lo que genera un torneo relámpago, con eliminatorias a un solo partido y la adrenalina de que cada minuto de juego que pasa puedes estar más cerca o más lejos de festejar un trofeo importante.
Con toda esta pandemia del Covid-19, la UEFA decidió como medida preventiva el seguir el modelo de burbuja para la Champions League como para la Europa League, concentrando a los 8 equipos restantes de la Champions en Lisboa, y los 8 de la Europa League en Colonia, en Alemania.
Ahora este formato se ocupó por cuestiones sanitarias, pero cuando volvamos a la normalidad, o a algo de ella con aficionados en los estadios, no estaría de más para la UEFA considerar el llegar a un acuerdo con los clubes y las ligas, para dejar libre el que regularmente es el último mes de competencias locales, mayo, y terminar sus competencias continentales en dos ciudades distintas cada año, no solo con las finales como han estado haciendo en años recientes.
A nivel derechos de TV, turismo para sedes, patrocinios, posibilidad de mejores premios económicos para clubes, entre otras cosas, aunado a llevar los mejores partidos del máximo nivel a nivel clubes a ciudades europeas que no siempre lo tienen, son algunos de los alicientes para considerar permanentemente este formato en el futuro.
Si, se rompería el romanticismo de las “noches mágicas” en los históricos estadios europeos y sus eliminatorias a doble partido, pero todo cambio implica el dejar algo atrás y para innovar muchas veces habrá quien sea reticente a la nueva oferta, que, por la calidad de los equipos participantes, no dudo atraparía muy rápido a todos sus detractores.
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