Por: Carmen Munguía
No son de mi agrado las tiranías ni tampoco las injusticias, me pesa e indigna especialmente y seguramente como a muchas personas, la falta de oportunidades para sencillamente tener acceso a derechos básicos que tienen que ver con nuestra dignidad, con nuestro desarrollo como seres humanos. Estoy consciente también, que tenemos muchos problemas públicos que se nos han ido acumulando y están ahí apilados unos sobre otros, reclamando atención, y que si tratamos de ponerlos en un orden jerárquico, para atenderlos, estaríamos siendo injustos, porque cada uno en su justa dimensión requiere ser atendido, por tanto, es menester entonces atenderles en la inmediatez y paralelamente, para ello, es y será siempre importante fortalecer cada vez más la capacidad y el compromiso del Estado.
Es por ello y en este sentido, que celebro que se haya realizado la primera consulta popular en México para que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminados a garantizar la justicia y los derechos de las probables víctimas; primeramente, porque realizar esta consulta no implica dejar de lado o ignorar otros temas, como lo explico en los primeros renglones, igualmente porque entiendo que las demandas sociales no son ajenas al mundo de la política, hay una relación directa entre ambas, especialmente en las acciones y también omisiones de quienes conforman la clase política, en su actuar. También, porque de esta manera se ha activado un mecanismo democrático que incita a las personas a involucrarse con la realidad del país, y especialmente con las víctimas de tantas tragedias que no pueden quedar en el olvido sin que antes tengan acceso a la verdad y a la justicia.
Estoy convencida que de alguna forma la consulta, también abonará y será útil para que algún día este país tenga una clase política de altura conformada por personas preparadas y comprometidas, mujeres y hombres honorables, leales a los intereses de la mayoría a la que representan, porque verdaderamente es lamentable sencillamente no sorprendernos mucho al ver la imagen de ex Presidentes, en la que fue esta primera e histórica consulta popular.
Escribo “primera”, porque realmente es mi anhelo y seguramente el de muchas personas más, el vivir en un país realmente democrático, en donde la impunidad y la corrupción dejen de ser la obviedad, y en cambio, la verdad, la justicia, la reparación integral a víctimas, sea realmente un compromiso y obligación ineludible, vaya, en donde actuar apegados a derecho, a nuestros marcos jurídicos, sea lo que suceda. Me entusiasma pensar en que algún día México será diferente, que dejará de ser el país en donde nunca pasa nada, el de las tragedias acumuladas sin justicia, la nación desigual, de muchos pobres y pocos ricos, en donde escasean las oportunidades, aunque se busquen, y en donde las personas pueden involucrarse poco o nada con los asuntos públicos, al estar atrapadas en la precariedad económica, inmersas en su propia subsistencia.
Está claro que las tiranías jamás abrirían paso a un mecanismo como las consultas populares, pero las democracias sí, porque salir a emitir una opinión respecto a un asunto público es un acto de libertad y la democracia es así, afín a la libertad. Es también importante, para avanzar en el camino a la consolidación de una democracia más fuerte, el escucharnos con respeto. Indispensable que se generen las condiciones sociales que permitan a la gente involucrarse sin obstáculos en próximas consultas populares, como se puede ver es inevitable separar los derechos civiles y políticos de los economicos, sociales y culturales.