Tlamatinime
El Juego de las escondidas
(El amor y la locura)
Por: Eusebio Ruiz Ruiz.
Los que alguna vez jugamos a las escondidas sabemos que este juego es divertidísimo, se pone emocionante. “El amor y la locura” es un texto que solamente voy a transcribir -no es mío-, ignoro quien sea el autor. Nos habla de las características positivas y negativas del ser humano, éstas juegan a las escondidas, su lectura es interesante y llena de enseñanzas, en medio de tantos problemas sociales, creo que vale la pena leer algo agradable.
El texto dice: “Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.
Cuando EL ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, LA LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: ¡Vamos a jugar a las escondidas!
LA INTRIGA levantó la ceja intrigada, y LA CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó:
-¿A las escondidas? ¿y cómo es eso?
-Es un juego –explicó LA LOCURA-, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
EL ENTUSIASMO bailó secundado por LA EUFORIA, LA ALEGRIA dio tantos saltos que terminó por convencer a LA DUDA e incluso a LA APATIA, a la que nunca interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar, LA VERDAD prefirió no esconderse ¿para qué? si al final como siempre la hallaban: LA SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y LA COBARDIA prefirió no arriesgarse.
-Uno, dos, tres –comenzó a contar LA LOCURA-.
La primera en esconderse fue LA PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino.
LA FE subió al cielo y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
LA GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía a maravilloso para alguno de sus amigos: ¡Que si un lago cristalino! ideal para LA BELLEZA. ¡Que si la rendija de un árbol! perfecto para LA TIMIDEZ. ¡Que si el vuelo de una ráfaga de viento! magnífico para LA LIBERTAD.
Así terminó por ocultarse en un rayito de sol.
EL EGOISMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado y cómodo… pero sólo para él.
LA MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arcoíris) y LA PASION y EL DESEO en el centro de los volcanes.
EL OLVIDO… se me olvidó donde se escondió pero eso no es lo importante.
Cuando LA LOCURA contaba 999,999, EL AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado… hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.
-Un millón –contó LA LOCURA- y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue LA PEREZA sólo a tres pasos de una piedra.
Después se escuchó LA FE discutiendo con Dios en el cielo sobre teología y LA PASION y EL DESEO lo sintió en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró a LA ENVIDIA, y claro, pudo deducir dónde estaba EL TRIUNFO.
AL EGOISMO no tuvo ni que buscarlo, el solo salió disparado de su escondite, había resultado ser un nido de avispas.
De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a LA BELLEZA y con LA DUDA, resultó más fácil todavía pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse.
Así fue encontrando a todos, EL TALENTO entre la hierba fresca, a LA ANGUSTIA en una oscura cueva, a LA MENTIRA detrás del arcoíris (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta EL OLVIDO… que ya se le había olvidado que estaban jugando a las escondidas, pero sólo EL AMOR no aparecía por ningún sitio. LA LOCURA buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y las rosas… Y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos AL AMOR; LA LOCURA no sabía qué hacer para disculparse, lloró, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la Tierra. EL AMOR es ciego y LA LOCURA siempre lo acompaña.”