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Ikigai para la felicidad

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Ikigai para la felicidad

Mario Flores Pedraza

Nombre de la columna: “Antítesis”

Ikigai para la felicidad

Generalmente en esta columna hablamos de temas políticos o económicos, sin embargo, en esta ocasión me gustaría ser un poco más reflexivo. Hace días estuve escuchando una entrevista de la Dra. Marian Rojas, hablando de la neurociencia de las emociones y en realidad comparto gran parte de su mensaje.

 En la actualidad la gran mayoría de las personas buscan resultados instantáneos a los trabajos realizados, queremos que cada una de nuestras acciones nos conduzcan a un estado de felicidad o de plenitud, pero la realidad es muy distinta a eso. Lo cierto es que no hay atajos ni guías rápidas que aseguren la felicidad. Estamos en un momento de la historia donde parece que existe una obsesión por ser felices, como si existiera una varita mágica que nos conduzca a la felicidad rápidamente. Desgraciadamente, la felicidad no es eso.

La felicidad depende del sentido que cada uno de nosotros le damos a nuestra vida. Lo que sucede es que vivimos en una sociedad que ha perdido el sentido, una sociedad que en muchas ocasiones ha perdido el rumbo, hemos sustituido el sentido de la vida por “sensaciones”. Esas sensaciones pueden ser masajes, comida, alcohol, sexo, redes sociales, etc.; y no todo tiene por qué ser malo, pero es autodestructivo cuando sustituye el verdadero sentido de la vida. A este sentido de la vida los japoneses lo denominan “IKIGAI”.

Hoy en día se sabe que cuando existe ese ikigai, ese sentido que uno le da a las cosas, uno puede tener mejor salud física y psicológica, pero también mejora la felicidad. Cada uno de nosotros, estamos librando una o unas batallas en algún tema de nuestra vida. Todos nosotros estamos sufriendo constantemente por algo: un tema económico, un tema de salud, un tema familiar, una decepción amorosa, un tema profesional; siempre hay algo que nos preocupa, y esas batallas nos marcan. Y cómo lidiamos con esas batallas va a marcar eso que denominamos “felicidad”, porque la felicidad consiste en conectar con eso bueno que pasa cada día, y que lo malo que sucede cada día, esas batallas, las sepamos gestionar de la mejor manera posible. Tiene un matiz con la plenitud, que es un estado donde yo noto que mis necesidades están cubiertas y no quiero nada más. Por lo tanto, uno puede estar sufriendo mucho, pero ser feliz en ese momento, porque sabe conectar con lo pequeño y bueno que va sucediendo cada día.

¡Busca tu ikigai!