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Formación para los políticos

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Formación para los políticos

Por: Eusebio Ruiz Ruiz

          Es muy complicado ser un buen político.

          Las sillas en las que se sientan los políticos, o pretenden sentarse, son muy peligrosas, los marean, los enloquecen, los hinchan, los embriagan, los trastornan, los envician, los comprometen con gente peligrosa.

          El político debe cumplir con la tarea que la sociedad le ha encomendado, la formación continua la necesita para que no le falle a los ciudadanos.

          La excelente preparación académica, el impresionante curriculum vitae, el camino recorrido en la política, la sonrisa agradable, la simpatía, la elocuencia, la imagen…, todo eso cuenta, es importante,  pero, no garantiza que sea un buen alcalde, diputado, senador, juez, gobernador o presidente.  Los títulos, diplomas, reconocimientos y certificados guardados o colgados en las paredes no hacen decente a un ser humano.

Los políticos necesitan ayuda, motivación y exigencia para que sean honestos, muchos de ellos requieren de una formación ética en las esferas de lo personal, familiar, profesional, económico, político y social, es muy evidente el vacío ético en una gran cantidad de miembros de la clase política, razón por la cual las encuestas los colocan  como las personas menos confiables.

Dicen que los partidos forman a sus militantes, especialmente a sus líderes, que lo hacen de acuerdo a sus principios, sin embargo, esta formación parece ser muy débil e incompleta porque con mucha facilidad brincan de un partido a otro, se quitan la camiseta y se acomodan otra, cambian de colores, se arrodillan, se arrastran, pasan la lengua por la sandalia del vencedor, se agregan al triunfador, están en el círculo de corruptos y de pronto aparecen en el “grupo de los inmaculados”.

No hay autoridad ni institución que formen integralmente a los políticos, no hay nada formal y permanente para cubrir esa carencia.

Urge un equipo de formación integral para los políticos, podría surgir de las universidades, de organizaciones no partidistas, de las distintas iglesias, de los empresarios, de los abogados, de los escritores, de los artistas, de los estudiantes; de los profesionales de la psicología, filosofía, sociología, historia y ciencias políticas, en todos estos sectores hay gente muy capaz. 

Esto puede parecer utópico, no es así, en lo internacional se han dado encuentros formativos de políticos en Bogotá, Costa Rica y Madrid, alguna mexicana ha participado.

Sin irse a lo muy grande, la formación de la clase política puede arrancar con pequeñas iniciativas, como cursos, conferencias, seminarios, diplomados, etc., cuidando que sean frecuentes, con apertura a todo tipo de políticos, evitando que se queden en la novedad.

          Se tienen que crear esos espacios para que los que andan en la política puedan interiorizar, reflexionar, mirarse con profundidad y dialogar libres de pleitos, insultos y enfrentamientos, ya lo hicieron en la tierra “calientita” de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, cuando líderes políticos de diferentes partidos fueron convocados por el jerarca católico Felipe Arizmendi Esquivel, esto fue entre los años 2000-2017, hasta ellos mismos pidieron que esas reuniones fueran más seguido.

La tarea de la formación de los políticos no es fácil, es ardua.

Necesitan formarse en la conciencia moral, social y ambiental; en la libertad y la voluntad; en el respeto, la sinceridad, los buenos modales y las relaciones interpersonales; en la comunicación, en el arte de escuchar y en la capacidad del debate, sin agresiones; en el hábito del estudio; en el uso de las facultades humanas superiores y en el control de instintos, caprichos, sentimentalismos, infantilismos y estados de ánimo; en los valores y su correcta jerarquización, en el valor de la paz; en el uso de los recursos materiales, evitando criterios materialistas…  

En estos tiempos hay políticos que se jactan de ser humanistas, el tipo de formación de la que se está hablando, es humanista, les permitiría crecer en madurez y fajarse muy bien el delantal del servicio. 

       ¿Soñador el que escribe?, quizás sí, soñamos los que estamos vivos, los muertos ya no sueñan.

         La canasta hay que ponerla alta, para que se dé un paso hacia adelante.

        La formación de los políticos es una necesidad urgente, requieren de un sistema doctrinal sólido.

        Si se quiere, se puede.