Tlamatinime
Exhortaciones de los aztecas a sus hijos
Por: Eusebio Ruiz Ruiz
La sabiduría indígena tiene un valor incalculable, para muestra -como luego dicen- basta un botón. A continuación veinte consejos que los padres aztecas daban a sus hijos, que por cierto hacen mucha falta en nuestro tiempo, pues abundan los padres permisivos y los hijos mal educados.
Escritos de los frailes Bernardino de Sahagún y Toribio de Benavente hablan sobre estas exhortaciones, invito a que sean leídas con atención y las ponga en práctica si considera que le sean de beneficio en la vida personal, familiar y social.
1. Procura vivir rectamente.
2. Reverencia y saluda a tus mayores y nunca les des señales de desprecio.
3. Ante los pobres atribulados no estés mudo, consuélalos.
4. Honra a todos, especialmente a tus padres, a quienes debes obediencia.
5. No imites a los malos hijos.
6. No te burles de los ancianos y de los que tienen alguna imperfección en su cuerpo.
7. No te mofes del que cometa errores, ni se los eches en cara, te puede pasar lo mismo.
8. No vayas a donde no te llaman, ni te metas en lo que no te importa.
9. Cuando alguno hable contigo, escúchalo atentamente.
10. Cuando te pongas a la mesa, no comas aprisa, ni des señal de disgusto si algo no te agrada.
11. Si a lo hora de comer viene alguno, parte con él lo que tienes.
12. Cuando andes, mira por dónde vas para que no tropieces con los que pasan (Me acordé de los que van caminando distraídos en su celular).
13. Cuando te den alguna cosa, acéptala con demostraciones de gratitud.
14. Vive del fruto de tu trabajo, así será más agradable el sustento.
15. No mientas jamás, di la verdad pura sin añadir nada.
16. No hables mal de nadie.
17. No siembres discordias.
18. Reprime tus apetitos, hijo mío, pues aún eres joven y aguarda que llegue a edad oportuna la doncella que los dioses te han destinado para mujer.
19. Cuando llegue el tiempo de casarte no te atrevas a hacerlo sin el consentimiento de tus padres.
20. No hurtes.
Los aztecas consideraban que estos consejos y otros eran necesarios para fortificar el corazón del hijo, los exhortaban a que no los despreciaran ni los olvidaran, pues de ellos dependía su vida y su felicidad.
