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Evangelios apócrifos

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Evangelios apócrifos

Evangelios apócrifos

Por: Eusebio Ruiz Ruiz.

Fue en clase de Filosofía o de Formación de Valores, en uno de esos momentos en que los comentarios se ponían calientitos, un alumno preguntó: ¿por qué la Iglesia tiene escondidos los evangelios apócrifos?, nadie los tiene ocultos, yo tengo algunos de esos escritos, obvio que no son los originales, fue mi respuesta. Otro chico, en tono de broma y en un volumen de voz para que todos escucharan, dijo: “El profe se los robó del Vaticano”, a todos nos provocó risa y continuamos con la lección de ese día.

Después de esta anécdota que le comparto y que la recuerdo con agrado, paso al tema que hoy nos ocupa, el de los evangelios apócrifos.

El término apócrifo viene del griego apó – crifos que significa oculto, escondido, misterioso, quitado de la vista.

Para los que profesaban creencias distintas al cristianismo, esta palabra se refiere a obras o libros reservados únicamente para los adeptos de un culto o doctrina.

Al paso del tiempo, entre los cristianos, significó escritos sospechosos de herejía, o en general, poco recomendables.

En el protestantismo, apócrifos son los libros que los católicos llaman deuterocanónicos (Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, 1 y 2 Macabeos, además de algunas partes de los libros de Ester y de Daniel), y dan el nombre de epígrafos a los que el católico llama apócrifos.

Para el católico, los apócrifos son todos aquellos escritos de autores desconocidos que, por el título o el argumento, presentan ciertas afinidades con los libros de la Sagrada Escritura, y que en la antigüedad fueron tenidos por algunos como inspirados, sin que fueran admitidos por la Iglesia en el canon bíblico. Entre estos escritos se encuentran los evangelios apócrifos.

Con los evangelios apócrifos se hace mucho ruido, sobre todo por medio de libros, películas y uno que otro programa aparentemente científico. Escritores, directores de películas y de programas se valen de estos escritos para lograr éxitos comerciales, de paso siembran dudas en la fe de quienes siguen alguna de las religiones cristianas. Escribir alguna novela o filmar una película en contra de lo sagrado siempre atrae la atención y ha resultado ser un buen negocio. 

Entre los llamados evangelios apócrifos está el de los Hebreos, los Ebionitas, los Egipcios, Pedro, Santiago, Tomás, Matías, Felipe, Judas, Bartolomé, Juan, Actas de Pilato, Dormición de la Santísima Madre de Dios, Historia de José Carpintero, de los Doce, el Nacimiento de María, la ascensión de Santiago, María Magdalena, los Asuncionistas, el evangelio Árabe de la Infancia y otros más.

Algunos de los evangelios apócrifos han sido íntegramente conservados, como el de la Natividad, de la Infancia, de la Pasión, de la Resurrección y los Asuncionistas, de otros se conservan fragmentos, son alrededor de 20 los que se conservan completos.

Ninguno de los evangelios apócrifos fue escrito en los tiempos de Jesucristo. Al parecer el evangelio de los hebreos es el más antiguo, fue escrito al final del siglo I, varios se escribieron por el año 150, otros del siglo III al V, el evangelio de Pedro está ubicado entre los siglos VIII y IX.

El hecho de que los evangelios reciban el nombre de Tomás, María Magdalena, Felipe, etc., no quiere decir que fueron escritos por ellos, los verdaderos autores de estos libros se desconocen, ya para cuando los evangelios apócrifos se escribieron, los personajes a quienes se les atribuye (contemporáneos de Jesucristo) ya tenían muchos años o algunos siglos de que habían muerto.

Uno de los propósitos de los autores de los evangelios apócrifos era enseñar o defender ciertas doctrinas de fe que no encontraban plena aceptación en la Iglesia. El contenido de algunos son doctrinas claramente contrarias a las enseñanzas de los 4 evangelios canónicos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) y de los escritos de san Pablo.

Otra de las finalidades de estos escritos era satisfacer la curiosidad y la piedad popular que demandaban más detalles sobre Jesús y sus orígenes.

La gran mayoría de los evangelios apócrifos ofrecen aspectos fantásticos, con los que se intentan cubrir las lagunas de los evangelios canónicos. Algunas de estas historias son tan exageradas que san Jerónimo (342 – 420) las llama “los delirios de los apócrifos” o “los sueños mórbidos de los apócrifos”.

 A veces se piensa que algunos de los dogmas católicos están basados en los evangelios apócrifos, no es así, su fundamento se encuentra en los evangelios canónicos.

Algunos investigadores en el campo de la religión afirman que el movimiento denominado New Age tiene como finalidad terminar con el cristianismo, ellos sostienen que detrás de algunos escritos y películas contrarios a las enseñanzas de las iglesias cristianas, se encuentra este movimiento de tipo gnóstico, que manipula los evangelios apócrifos y otros textos con el objetivo de destruir la fe cristiana.

Necesario es aclarar que los evangelios apócrifos no aportan nada nuevo a la revelación divina ni son textos condenados por la Iglesia ni los mantiene en secreto, como algunos piensan; los originales se encuentran al alcance de teólogos y filósofos de diferentes corrientes para que sean estudiados, algunos están en la Biblioteca Nacional de París, como el “Liber de Infantia Salvatoris” (Libro de la Infancia del Salvador), además, diferentes editoriales los ponen al alcance de cualquier lector interesado por el tema.

Muchas gracias por su tiempo.