*Resultado de la ignorancia, corrupción, cuatachismo, indiferencia, impunidad
Por Luis Repper Jaramillo*
Agoniza en sexenio (priista) fallido de Enrique Peña Nieto y pese a la publicidad triunfalista, que harta, y discursos mentirosos, su administración dejará asignaturas pendientes que quedan como estigma de un sujeto que no supo, no quiso o no pudo gobernar, pese a sus compromisos de campaña: te lo firmo y te lo cumplo, ante Notario Público, que quedaron en habladurías, ofertas y deshonra a la palabra.
En las últimas semanas Los Pinos lanzó una campaña publicitaria en televisión, radio, periódicos, Internet, cineminutos, etc. tratando de convencernos de que hizo y está haciendo las cosas bien, bajo el concepto de Hagamos bien las Cuentas, en donde destaca sólo lo bueno –según él- de su gobierno: como mayor inversión extranjera, mejor salud, más educación, etc. aunque muchos lo vemos al revés.
Pero sale a la luz, justamente cuando inicia formalmente la lucha electora a la presidencia de la república y otros tres mil cargos públicos más, tratando de apoyar la gris y moribunda campaña del candidato priista José Antonio Meade, que no levanta del tercer lugar después de Ricardo Anaya y del puntero López Obrador.
Pese al derroche publicitario que viene haciendo desde hace 5 años el inquilino de Los Pinos y su pésimo equipo de Imagen y de Comunicación Social, nomás no, nadie les cree por la sencilla razón de que el sello y ADN del sexenio ha sido la corrupción, impunidad, derroches, amiguismo, pero sobre todo la deshonra a la palabra, que fue bandera de campaña peñista en 2012 y que jamás cumplió.
Tarde es ya para tratar de convencer a los mexicanos de que sus cuentas son claras, cuando su proselitismo ofreció “te lo firmo y te lo cumplo” ante Notario Público y no respondió, quedó en palabrerías, falsedades y deshonor a la palabra empeñada.
De unas semanas atrás el Gobierno de la República inició una campaña mediática en televisión, radio, periódicos, Internet, cineminuto, ponderando sus logros, a través del concepto “hagamos bien las cuentas” como mayor inversión extranjera directa, mejores servicios de salud, mas educación, reconstrucción de viviendas dañas por sismos, etc. con el único fin de levantar la gris y moribunda campaña electoral de su candidato impuesto José Antonio Meade, quien orgullosamente mantiene su honroso tercer lugar en las preferencias.
Sin embargo esta multimillonaria campaña propagandística tampoco levanta y menos convence.
Pero las “cuentas no las ha hecho bien” A lo largo de cinco años y meses de gobierno fallido, sus “genios” de Imagen y de Comunicación Social, creen que con espoteo atorrante, mentiroso y desafortunado convencerá a más de 125 millones de mexicanos que ha trabajado en bien del país. Pero como estigma de este sexenio cargará (cuando el 30 de noviembre –gracias a Dios- abandone la Residencia Oficial de Los Pinos), asignaturas pendientes que no supo, no quiso o no pudo resolver.
De entrada, la prolongación en el sexenio 2012/2018 de la Guerra Fallida calderonista (PAN) contra el crimen organizado que en 144 meses no se evitó, sino empeoró, al grado de dejar en dos sexenios más de 234 mil muertes dolosas, premeditadas y de daño colateral, (cifra registrada hasta 2017) dejando como secuelas huérfanos, viudas, familias desmembradas y un clima de terror nacional por la incompetencia de solucionar esta desgracia.
Enrique Peña Nieto y coacusados fueron y son incapaces de dar paz social y tranquilidad familiar a una población shockeada, impactada, aterrada de ser víctima ya no sólo de sicarios sino de delincuentes comunes.
Desde Peña, pasando por Miguel Ángel Osorio Chong (siendo Secretario de Gobernación y responsable de Seguridad Nacional), Salvador Cienfuegos Zepeda, Vidal Francisco Soberón Sanz. Jesús Murillo Karam, Arely Gómez González, Raúl Cervantes Andrade, Alberto Elías Beltrán, (por omisión e indolencia); Enrique Galindo Cevallos, Manelich Castilla Cravioto y Renato Sales Heredia (por incapacidad o colusión), han demostrado que la inseguridad galopante puede interpretarse como “un pacto” no escrito para dejar hacer, dejar pasar a los capos de la mafia a cambio de favores. Porque no se puede entender que durante casi 12 años los Cárteles controlan, dominan y deciden el tráfico de todo.
La frase “hagamos bien las cuentas” es sólo una campaña mediática sin respaldo real, tangible, visible, que desenmascara a un gobierno fallido que carga más de 52 millones de mexicanos pobres y pobres extremos. Desempleo superior a 20 millones de desplazados, el combustible más caro del mundo: gasolinas y diesel, gas LP, energía eléctrica. El salario mínimo más paupérrimo de Latinoamérica. Inseguridad nacional, en donde en promedio se asesina a 6 mexicanos al día, entre otros males. Por eso digo que encargar a una agencia de publicidad diseñar una campaña, sin que sus empleados vivan el día a día en la calle, no es más que el resultado de la ignorancia generalizada de un gabinete alejado de la realidad, que vive en peñalandia pues tiene resuelta su vida y de tres generaciones más.
Las cuentas salen bien, cuando hay resultados tangibles, que no es el caso de México, por lo evidenciado líneas arriba.
Peña Nieto carga desde el mismísimo minuto de asumir el cargo el estigma de la ignorancia, de todos conocida. Después la abominable violación a los Derechos Humanos a lo largo y ancho de la república. Loza que no desaparecerá de su conciencia y tranquilidad pues su incapacidad provoca muertos, heridos y desaparecidos.
Este mal no inició con el sexenio, sino desde su cargo de “Gobernador” del Estado de México, cuando el 4 de mayo de 2006, ordenó a su policía estatal, a grupos de élite con el apoyo de la entonces Policía Federal Preventiva (PFP) desbaratar, arremeter y golpear a los habitantes de San Salvador Atenco, quienes bloqueaban una carretera estatal, como protesta porque policías municipales había levantado del zócalo de Atenco, a floristas que vendían sus productos.
Una fuerza superior a mil 100 elementos con toletes, escudos, armas y el elemento sorpresa, los uniformados arremetieron contra los indefensos pobladores dejando como saldo 2 personas muertas (Javier Cortés, de 14 años y Alexis Banhumea, mayor), 50 lesionados de gravedad, 200 detenidos y 26 mujeres subidas a camiones de carga de la policía, para ser llevadas al penal de Almoloyita. En el trayecto, las indefensas, denunciaron haber sido violadas sexualmente, golpeadas, humilladas y remitas a prisión.
Ante el hecho y la inconformidad de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el (des) gobernador, ignoró los alegatos, justificó el abuso letal de la fuerza y desoyó los reclamos de las vejadas… y nada pasó. Sólo los medios de comunicación decentes dieron testimonio de los hechos con imágenes, audios, fotografías y entrevistas; los afines al Sistema callaron.
Ya encarrerado en esta debilidad y/o incapacidad para gobernar, 4 botones de muestra dejan ver que las cuentas no le salen bien al gobierno fallido priista de Enrique Peña Nieto:
22 de mayo de 2017, Tanhuato, Michoacán, en el Rancho El Sol, 42 sicarios fueron abatidos desde aire y tierra por efectivos del ejército, de la policía federal, la gendarmería, ministeriales y estatales, sin que “los malos” pudieran defenderse.
Al realizarse las autopsias de ley, los médicos reportaron que varios cuerpos habían sido impactados desde el helicóptero, pues las balas encontradas en cerebro y espalda eran descendentes, es decir, cayeron del aire.
Tlatlaya, Estado de México, 30 de junio de 2014, en una bodega en obra negra 8 soldados que realizaban un rondín abatieron a 22 “presuntos delincuentes” que se agazapaban en el lugar. 15 de los fallecidos, acusó la CNDH fueron ejecutados, como en el paredón, pues en paredes del edificio se encontraron dispersos plastas de sangre.
Ante la masacre, el General Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, justificó la acción –sin estar presente- aduciendo que sus “muchachos” repelieron la agresión, pero testimonio de vecinos y de una mujer sobreviviente, desmintieron su apreciación, al coincidir que los verde olivo, sin identificarse, entraron disparando y levantando a varios sujetos… Nada pasó, se consumó la violación de derechos humanos y asesinato.
Nochixtlán, Oaxaca, con saldo de 6 maestros de la CNTE muertos que protestaban en contra de la Reforma Educativa, el 19 de junio de 2016, efectivos de la policía federal llegaron a esta población con órdenes de desbloquear y desmantelar –como fuera- la protesta. De inmediato de la caja de una camioneta de la corporación bajaron armas de alto calibre y a una orden superior, a discreción, dispararon contra la muchedumbre, sin importar que hubiera niños, mujeres, ancianos, aah, y profesores.
Esta acción arrojó además de los seis decesos, 53 manifestantes heridos y 12 más detenidos. La organización protestó, igual que las Comisiones Nacional y estatal de Derechos Humanos… pero, todo quedo en el lamento. Los tiradores gozan de cabal impunidad.
Con estas acciones “las cuentas no salen bien” y tampoco las cápsulas informativas dan cuenta de estos atropellos: ataque a gente civil… Ni como ayudarles.
Ayotzinapa, la cereza del pastel, ampliamente conocida, difundida, lamentada, pero ignorada por los spots presidenciales, de la que no abundaré más por obvias razones, es la desaparición y posterior asesinato de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, en donde los 4 últimos Procuradores Generales de la República: Karam, Gómez, Cervantes y Elías, demuestran indolencia, desinterés y hasta complicidad, en el caso. Terminará el sexenio y no se resolverá.
Con este compacto resumen “las cosas no se han hecho bien” aunque la multimillonaria campaña propagandística del Gobierno Federal quiera hacerlo creer.
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU)