LA PLUMA ENVENENADA
Periódico Metrópoli
Por: José Alfredo Treto Medina
Hablemos claro, la Capital de Tamaulipas vive momentos muy difíciles, vemos al PRI hundido en la mugre, son unos traidores al pueblo, a la democracia, a su familia y a la sociedad, lleno de sátrapas, impunidad, injusticia, la corrupción cabalga a sus anchas, se acaba la paciencia del pueblo, estamos listos para corregir el rumbo, fuera corruptos del PRI, fuera sinvergüenzas, fuera nefastos, fuera simuladores, fuera personajes siniestros, traidores por naturaleza, con sus relaciones peligrosas, y enemigos de la transparencia.
Se deben retomar las causas sociales, luchar por las mejoras económicas del pueblo, y correr a tantos “sinverguenzas” que se han hecho millonarios participando en política, sin tener la más mínima experiencia, sensibilidad, ni respeto a las clases populares y buscar la democracia del tricolor, ya se investiga la inoculable riqueza de ex gobernadores y sus funcionarios, como del actual Egidio Torre y su gabinete de sinverguenzas, las acusaciones sobre negocios turbios, complicidades, enriquecimiento ilícito, uso ilegal y derroche de recursos públicos y todavía habremos de conocer más marranadas de grises sujetos sumergidos en la mediocridad, vividores del presupuesto gubernamental, que devoran todo a su paso, que exprimen a los ciudadanos, que sacan provecho de un Tamaulipas dominado por corruptos y bestias salvajes, representantes de todo lo podrido, es la síntesis de todo lo que hicimos mal como ciudadanos, quienes ya son investigados por elementos de inteligencia de la Cd. de México, contra los que tanto daño le han hecho a Tamaulipas, es tiempo de actuar y habrá responsables sin lugar a dudas, y los primeros en la lista son: El Capulina Antonio Martínez Torres, al corrupto, y periodista fracasado Guillermo Martines García, al fontanero Bladimir Martínez Ruiz, a la rata grande Manuel Muñoz Cano, al negro Ricardo Gamundi, al gordinflon Oscar Almaraz Smer, al cínico dormilón Alejandro Etienne Llano y al sinverguenza Miguel González Salum.