Grupo Metrópoli

Es tiempo de escuchar

Credito: Cuartoscuro

Por Luis Avilés

A mis 26 años, jamás había visto un movimiento tan fuerte y tan polémico como lo que es el del 9 de marzo. Y lo menciono puesto que no es fácil hablar de este tema como hombre. Soy consciente de que mi experiencia de vida me limita al tratar de emitir una opinión. Pero siento una obligación de expresar mi punto de vista hacia los hombres ya que después de tanto debate, sé que se ha perdido la parte que nos toca comprender.

Alguna vez, me invitaron a un antro gay cuando cursaba la carrera. Tenia mis dudas ya que no era mi clase de escena, más siempre he tratado de exponerme a nuevas experiencias. En un momento que camine solo hacia la barra, un hombre me dio una nalgada. Jamás había sentido tanta trasgresión a mi persona a como lo sentí en ese instante. Me di cuenta de que estaban invadiendo mi privacidad y espacio personal. Fue una impresión que no he olvidado.

Al reflexionar sobre lo vivido, me di cuenta de algo. Esto es algo a lo que una mujer esta expuesta en su día a día. Con suerte, no todas lo han sentido. Pero todas han sentido ese miedo. Mi propia madre me ha externado que su mayor miedo es sufrir una violación. En qué clase de país vivimos si no pueden sentirse seguras al salir a la calle.

La mayoría de los hombres jamás han experimentado esa sensación. La violación de tu persona, de la manera que sea, es una experiencia que nadie debe vivir. Jamás. Yo se que por ello marchan. Yo se que por ello luchan.

Ahora, comentan que hay más homicidios que feminicidios en el país. Y es cierto. Pero debemos recordar lo que es en esencia, tan dolido como es el término, un feminicidio. Cuando un hombre mata a una mujer por el hecho de ser mujer. Lo repito una vez más. Cuando un hombre mata a una mujer por el hecho de ser mujer.

No hablamos de asesinato por ofensa, sino de muerte por el simple hecho de ser mujer. Y es aquí donde habremos de crear un parteaguas, puesto que debatir este punto se vuelve absurdo. A dónde queremos llegar si prácticamente defendemos el homicidio o menospreciamos el valor de la lucha de la mujer. El enfoque recae en cuidar a la mujer, y si es de más decir, no cuestionar si es victimizada.

Nosotros, como hombres, por más que nos encante opinar sobre cualquier cosa, debemos hacer algo a lo que no estamos acostumbrados. Y eso es, callar y escuchar. Sé que tan impresionante pueden leerse estás palabras. Más son ciertas. No es momento de debatir si son o no las maneras. No es momento de cuestionar si es radical. Es momento de escuchar.

Salir de la versión móvil