Por Luis Aviles
Una vez más, nos vemos envueltos en una discusión la cual no entendemos del todo, y aun así participamos en ella. La única manera de salir victorioso es al ofender o burlarse del oponente y de esa manera sentirte mejor de tu interacción en una red social. Este es un mecanismo de defensa un tanto burdo que no profundiza en el aprender algo de tu experiencia. En pocas palabras, es una perdida de tiempo.
En este caso, me refiero a la sonada controversia por la imagen del influencer “Luisito Comunica” la cual fue criticada por hacer apología de la violación o tomar la lucha de la mujer como gracia. Mi propósito no es debatir quien tiene la razón en este caso. Vamos más allá. Al hacer dicho influencer la primera publicación, y ser reprochado ante la sociedad por ello, borra la publicación. Ahora, el pasado miércoles 23 de septiembre sube otra imagen, pero ahora con el cambio de roles. Como si así “ganara” la interacción con el público y sus críticos.
Y de cierta manera si la gano, puesto que sus seguidores y compañeros que manejan esta narrativa de que los ofendidos son una “generación de cristal” le aplaudieron sin cuestionarse los verdaderos motivos de la ofensa. Así logrando de cierta manera que todo era broma, refutando el tema principal por el cual se causó esta indignación.
Esto es incorrecto por dos razones.
Uno, puedo entender que el joven no deseo estar en el ojo del huracán por una publicación que en el momento pareció divertida, pero al ver el revuelo intenta dar una falsa disculpa y no trata de entender o fomentar el diálogo.
Dos, al tener millones de seguidores en distintas plataformas indudablemente te hace un líder de opinión la cual debe dar la cara por sus actos y analizar la causa del problema.
El terrible dilema de la “generación de cristal” recae en intentar tener un diálogo con internautas los cuales no tienen ni un más mínimo interés por tener una conversación válida. Una plática mutua se enriquece cuando ambas partes están dispuestas a ceder. Pero debemos recordar que vivimos en el viejo oeste, o como se le conoce ahora, las redes sociales.
La razón por la que se da esta irrupción en el diálogo se le conoce en el mundo de la psicología como endogrupo y exogrupo. De tal manera que como endogrupo te identificas como miembro de un círculo social y cualquiera que no este de acuerdo con tu punto de vista es un exogrupo (ej. Tigres vs. Rayados). Terminada la lección, el punto es que al tener favoritismos es difícil aprender algo de valor que te deje ver más allá de tu contexto.
A lo que se destila este gran problema de un personaje mediático como “Luisito Comunica” es este: al burlarse con tanta indiferencia de un tema esta mostrando a sus seguidores que pueden hacer lo mismo. Así aprobando indirectamente, en este caso, la misoginia, crítica infundada y todo lo que ello conlleva, pues el ser un referente del público conlleva responsabilidad. Y esto es algo que claramente mi tocayo aun no entiende.
Puedes seguir a Luis Aviles en Twitter e Instagram.
Hay una diferencia entre querer defender su punto de vista de manera respetuosa, y otra, querer hacer reír a sus seguidores de manera irrespetuosa. En este caso, si su tema fue controversial, faltándole el respeto a las mujeres, aunque no fuera su intención, se debe disculpar. Pero, en este caso, quiso evitar de pedir perdón, y adaptar el mismo chiste en otro sexo.
Al ser líder de opinión pública, al tener seguidores, su responsabilidad es fomentar el respeto para ambos sexos, y tratar de aceptar cuando uno se equivoca.
Comments are closed.