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El #JusticiaBebé busca visibilizar el caso de infante muerto en penal de Puebla

Ilustración: Cam de la Fu

Puebla, México.- A once días de ser encontrado el cadáver de un bebé en el penal de San Miguel en Puebla, aún no se han esclarecido los hechos sobre e móvil de su ingreso, de su identidad o quiénes son sus familiares.

En redes sociales se ha hecho del conocimiento público que un recluso encontró en el basurero del centro penitenciario el cuerpo del menor, cuando se dedicaba a buscar material de reciclaje.

Ante la situación, las autoridades del penal y del gobierno estatal han tratado con hermetismo los detalles para informar sobre si ya se ha iniciado con la investigación para deslindar responsabilidades.

Por su parte, la activista y presidenta de la organización Reinserta, Saskia Niño de Rivera ha exigido que se ponga atención a este caso ocurrido el 13 de enero, señalando que por su cuenta se ha logrado recabar información sobre el bebé de aparentemente 3 meses de edad.

Estos datos incluyen una posible sustracción de la Ciudad de México, aunque las autoridades capitalinas niegan que exista algún reporte de desaparición del menor.

Otro dato que se brinda, es que el bebé tenía una incisión en su vientre, lo que podría tratarse de tráfico de drogas o de un ritual satánico.  

Cabe considerar que el penal es mixto, por lo que hombres y mujeres reclusos se encuentran en áreas cercanas, pero ya se descartó que el infante naciera en el lugar.

“Una de las primeras acciones que hicieron en la Fiscalía de Puebla fue detectar quien era la mujer que ingresó el cadáver del bebé y la citaron a declarar; si declaró o no declaró, no tengo información de eso”, indicó la activista en una entrevista.

En esta entrevista, Saskia dio a conocer la posibilidad de que el menor fuera sustraído de un anfiteatro de la Ciudad de México, ya que contaba con una pulsera con datos, pero no se ha confirmado esta versión de los hechos.

Por su parte, el Gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta indicó que es un acto de protagonismo por parte de los activistas, que hacen “aseveraciones sin sustento” y que en cuanto el caso sea resuelto “se van a callar como de costumbre”.

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