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El cuento del rey

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El cuento del rey

Por: Eusebio Ruiz Ruiz

Cuando nos enteramos de que algún encumbrado político afirma que el salario mínimo es suficiente para vivir con dignidad o de que los incrementos constantes en el costo de la gasolina sólo afectan a los que tienen mayores ingresos; si recordamos aquella frase tan pronunciada por el exgobernante: “en Tamaulipas no pasa nada” o aquellas ocasiones en que el güerito Geño visitaba los municipios más peligrosos para decir que todo estaba tranquilo; se queda uno con la pregunta: ¿en qué mundo vivirán?, y es que no se ve igual desde la casa o el palacio del que está en la cumbre, que desde el jacal del necesitado; son realidades diferentes, mundos distintos.

La escritora belga Marguerite Yourcenar nos dejó un interesante cuento al respecto, se los comparto, léanlo con calma, disfrútenlo.

“En un reino de un país muy lejano, murió el rey y el príncipe heredero al no tener la edad necesaria para regir a su pueblo fue puesto bajo el resguardo de los hombres más aventajados en cultura de aquella comarca y de las regiones circunvecinas, en tanto que el parlamento, con un regente al frente, por oficio provisional dirigía el destino de aquella gran nación.

Durante todos esos años que tuvieron que transcurrir para que el príncipe heredero asumiera las riendas en la conducción de su pueblo, él fue resguardado dentro de los muros de palacio y no conocía la realidad del exterior a no ser porque uno de los sabios que le educaban era un excelente pintor y en aquéllos lienzos que plasmaba le iba presentando cada rincón de su reino. Allí se podían ver magistralmente las montañas, los valles, los campos, los lagos, los ríos, los viñedos, los algodonales, los bosques, los caseríos y los rostros rozagantes de los niños… verdaderas obras de arte envueltas en un halo de poema, que le imprimía aquel artista a cada una de sus pinturas, como sólo lo sabía hacer.

Un día aquel príncipe cumplió la mayoría de edad, fue entronizado como rey y asumió el gobierno de su pueblo. Aquel rey joven decidió entonces hacer un recorrido más allá de los muros de su castillo y conocer el rostro de sus súbditos. Y se topó con la terrible realidad del hambre, de la miseria, de los hombres que viven en medio de la basura, y de aquellos que en el bote de los desechos buscan un mendrugo de pan; se topó con la realidad de la enfermedad, de la muerte, del fétido olor de la descomposición y de la putrefacción en el desahuciado… y regresó a palacio consternado.

Y, al amanecer del siguiente día, el rey mandó llamar al pintor y le ordenó entregarle los pinceles, los lienzos, los pomos de pintura y quemar todas sus obras, y acto seguido le mandó sacar los ojos y cortar las manos para que así no siguiera engañando a la gente con aquel romanticismo de su imaginación… puesto que él había sido víctima del falseamiento de la realidad”.

Durante la campaña del ahora virtual presidente electo Andrés Manuel López Obrador afirmó una y otra vez haber recorrido al país, conocerlo y conocer a la gente; nadie duda de tales cosas, pues efectivamente el país lo ha recorrido de punta a punta, el no triunfar en dos ocasiones le ayudó a no sentarse en sus laureles, ahora esperemos que no se deje deslumbrar por algún “pintor” que le quiera presentar un cuadro bonito pero irreal.

Gracias por leer estas líneas.

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