Por Carlos Herrera Luyando
El 26 de enero de 2020 quedará marcado como un día gris: Kobe Bryant nos dejó tras un trágico accidente en donde fallecieron otras ocho personas (incluida su hija Gianna). El mundo de la NBA navega entre el dolor por su partida y los maravillosos recuerdos que dejó una leyenda incomparable. Eduardo Nájera, símbolo mexicano, mira hacia atrás para hablar sobre el impacto de Kobe tras varios duelos entre sí durante su etapa NBA.
Eduardo Nájera viajaba el pasado domingo 26 de enero de la Ciudad de México rumbo a Dallas, Texas, cuando se enteró del fallecimiento de Kobe Bryant, de su hija Gianna y otras siete personas más. Al principio, no lo creyó. Ya cuando llegó a la ciudad, se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y también quedó en shock.
Más allá del impacto por la muerte de una leyenda de la NBA, el chihuahuense pensó como padre. Sus hijos ya sabían de la noticia y, al llegar a su casa, habló con ellos, compartieron un momento emotivo y los abrazó.
Dos días después, todavía en shock por la noticia y con muchas cosas dentro qué contar, abrió sus sentimientos en una entrevista con NBA Global. Al otro lado del teléfono se escuchó a un Nájera conmovido, hablando desde el corazón como padre y también recordando los momentos que compartió con Kobe en cancha y fuera de ella.
Muy complicado y se ha notado el apoyo, la compasión y el amor de la liga. La verdad que estamos todos derrotados, tristes. Sin embargo, lo vamos a recordar todas nuestras vidas, incluso nuestros hijos y las generaciones que vienen”, externó.
El dolor como papá
A Eduardo Nájera le tocó vivir la carrera de Kobe Bryant de cerca. El chihuahuense jugó 12 temporadas en la NBA y durante ese tiempo enfrentó a Black Mamba en 25 ocasiones con marca de 10 victorias por 15 derrotas. Aunque vivió grandes anécdotas con la leyenda de los Lakers, primero se abrió como padre de familia:
“Por dentro me estaba sintiendo tan mal por ellos, por la familia de Kobe, la familia de los otros que fallecieron en el accidente. Olvídate. Me puse a pensar en mis hijos y qué pasara si yo faltaría. Me abrió los ojos, pero al igual estaba todavía pensando en todo lo que pasó y, obviamente, mi corazón estaba completamente… ¿qué te puedo decir?”, compartió.
Esto es algo horrible, especialmente alguien de 41 años, niños de 13 años, los dos padres de familia que estaban ahí y tienen otra hija. Me abrió los ojos a mí para llegar a abrazar a mis hijos, quererlos, motivarlos. Y al igual hablar con ellos, porque ya estaban enterados. Mis hijos me estaban mandando mensajes. Es tan feo esta situación, que uno se pone en esa situación y no sé qué pasaría. Hay que vivir tu vida al máximo”, dijo.
Nos sentíamos horrible por la noticia y más que nada, nos sentíamos tan mal por todos ellos y la verdad que nos pusimos a orar, a platicar de la familia de Kobe, de la esposa, de sus otras tres hijas y comenzamos a hablar de las buenas memorias que teníamos. Yo recuerdo, tenemos una hija de la misma edad. Después del partido salí, nos ganaron los Lakers, y estaba Kobe con mi hija en sus brazos hablándome en español, hablándole en español a mi hija, una memoria increíble. Le estaba comentando esa anécdota, se le salieron las lágrimas (a mi hija) y a mí también”, mencionó.
Memorias valiosas e imborrables
En los 12 años que jugó en la mejor liga deportiva del planeta, Eduardo Nájera forjó una carrera como ningún otro basquetbolista mexicano. El 19 de marzo del 2002, en su segundo año en la NBA, se enfrentó por primera vez a los Lakers y a Kobe. A partir de ese momento, Black Mamba siempre se acordó del mexicano, quien por primera vez compartió esas memorias.
“Me tocó jugar en contra de los Lakers en la primera ronda (de los Playoffs) con Denver (en el 2008). Nos derrotaron (en cuatro juegos). Hay memorias de las cuales lo vi, estaba muy tranquilo (en un partido), sin embargo, entré yo a jugar fuerte y creo yo que lo desperté y terminó con 40 puntos en la serie; nos barrieron. Todos sabemos que era uno de los más disciplinados, que competía más, que jugaba más fuerte, lo hacía muy especial. Ha sido, en lo personal, al que he visto trabajar más fuerte en las prácticas. Estaba lesionado, sí iba a jugar, estaba de regreso, yo llegué a las 4. Siempre decía que era el primero en llegar a practicar y lo vi practicando desde las 4 hasta que empezó el partido y jugó todavía. Eso te dice la ética de trabajo, lo que le interesaba desarrollarse como atleta y dominar dentro de la cancha”, comentó
Tenía una mente que competía en todo. Lo genial de él era el primero en darte complementos. Cuando empecé a tirar de tres puntos, después de encestar un tiro, porque no fui conocido como tirador en mis primeros ocho años, rápidamente Kobe me volteó a ver y me dijo, ‘has estado trabajando en tu tiro, qué bien, eso me encanta de un jugador’, porque sabía que yo había mejorado y él fue el primero que me lo dijo y viniendo una leyenda de Kobe te da más motivación para seguir trabajando en tu tiro. Él no solamente lo hizo conmigo, sino con mis compañeros, con todos los jugadores, cuando veía algo especial o talento o un mejoramiento en tu juego, era el primero en admitir y darte complementos durante el partido. Eso lo hace aún más especial”, apuntó.
La última vez que lo vio y su cobijo con el español
Al ser el segundo mexicano que llegó a la NBA y sin tantos jugadores internacionales como pasa ahora, Eduardo Nájera fue cobijado por Dirk Nowitzki, quien ya estaba adaptado y conocía cómo se movía la liga. Pero un gran detalle fue el de Kobe Bryant, que para hacer sentir cercano al chihuahuense, siempre le habló en español cuando se enfrentaron y en otras ocasiones que platicaron fuera de cancha.
“Siempre que lo veía y que jugábamos en contra, siempre me hablaba en español. Ese es el tipo de persona que es. Sin embargo, el tipo de padre de familia que era, era impresionante y no solamente con sus hijos, el ejemplo que le daba a la comunidad de Los Ángeles y del mundo. Es un ejemplo a seguir, un ejemplo genial porque se notaba que era verdadero por el mejoramiento de nuestro básquetbol a nivel bajo”, compartió.
“Cuando alguien hace el esfuerzo de hablar tu idioma, de entender tu cultura, te acercas muchísimo a él. Es una de las razones por las que lo admiré tanto, más allá de como jugador. Lo admiré como persona, como padre, porque alguien que hace eso, te abre las puertas y te hace ser vulnerable, platicar. Mi inglés no estaba perfecto cuando recién empecé a competir. (Yo) sí hablaba inglés, pero sí batallaba y alguien que te hace sentirte querido, es algo increíble. Quiero seguir diciendo es, porque todavía no lo puedo creer”, añadió.
“Fue en Charlotte (la última vez que nos vimos), afuera de uno de los partidos y hablamos brevemente, no fue mucho como siempre. Me saludó en español, me preguntó cómo estaba, me vio un poco mal porque ya estaba casi al final de mi carrera. Y como siempre, (me dijo) sigue trabajando, nos vemos en el próximo partido. Pero la verdad que es lo que lo hacía una persona muy agradable, porque no necesitabas ir a saludarlo, él venía hacía ti, te quería preguntar cosas, estaba interesado en tu vida personal y en tu desarrollo como jugador”, concluyó.