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Decálogo educacional para la familia
Por: Eusebio Ruiz Ruiz.
Hace más de quince años, una persona de nombre Pedro Rigueto escribió lo que llamó: “Decálogo educacional para la familia”, por alguna razón guarde dicho escrito, quizás porque mis hijos aún eran pequeños, el texto no ha perdido vigencia, creo que hoy es más necesario reflexionar sobre esos diez puntos, por este motivo opté por publicarlo en este importante medio.
1. La tarea educacional comienza desde la concepción de tu hijo. Dejándola para más tarde, tú desperdicias la fase más importante de tu vida como madre o padre.
2. No olvides que tus hijos comienzan a entender mucho antes de lo que imaginas. El momento exacto nunca lo conocerás. Mejor adelántate.
3. Trata de prevenir el mal, tu hijo te lo agradecerá queriéndote. En cambio, reprimiendo más tarde el mal, tu hijo te odiará.
4. Cuando tu hijo cometa algún error, no lo castigues con gritos y coraje. Más bien convéncelo dialogando con él serena y afectuosamente.
5. No le concedas a tu hijo todo cuanto pide. Si cedes a sus caprichos, deberás pagar muy caros sus constantes derroches. “Si el mecate es muy largo, la cubeta siempre queda en el fondo del pozo”.
6. Nunca digas que sí cuando hay que decir que no; ni digas nunca que no cuando puedas decir sí, al decir que sí o bien que no, el padre y la madre deben estar absolutamente de acuerdo.
7. A las preguntas difíciles de tus hijos no contestes con cuentos o con evasiones; pronto tus hijos te perderán toda confianza. Mejor explícales la verdad de la forma más conveniente. Tú debes ser siempre verídico. Mejor una verdad a medias por los padres, que un error enseñado por completo por parte de los malos amigos.
8. Nunca le digas a un hijo: ¡Ve al templo! Dile siempre: ¡vamos al templo! Tus hijos amarán y buscarán a Dios en la medida misma en que tú amas y buscas a Dios. Y te amarán a ti en la medida misma en que ellos amarán a Dios.
9. Nunca digas a tus hijos: “Tú debes ser honrado”, mejor bríndales tu ejemplo de transparente honradez mediante tus palabras y tus actos, y pronto tus hijos serán fiel fotografía tuya.
10. No dejes privados de Dios a tus hijos pequeños; cometerás un robo multimillonario en contra de ellos. En cambio, transmitiéndoles a tus hijos tu fe en Dios, ese don tuyo se repetirá día a día mucho más allá de tu vida terrestre.