Lunes por la mañana ¡A Madrugar!, porque era prioridad llegar a tiempo al exterior de los planteles educativos, los padres de familia en distintos transportes apresuraban a sus hijos a arreglarse temprano, conscientes que un importante porcentaje, utiliza el transporte para desplazarse de sus hogares a sus escuelas, otros en automóvil propio, pero aún ¡así!, habría que tomar precauciones por lo “tenso” que pudiera tornarse el tráfico vehicular y llegar a tiempo.
En las escuelas de nivel pre-escolar, en este ciclo escolar los directores “Advirtieron” a los padres de familia de la entrada clases media hora que antes, a las 8:30, se abriría la reja principal, iniciando a la vez la “pesadilla” para los de recién ingreso, incluso para los que fueran inscritos a segundo y tercer año, mientras que otros, simple y sencillamente, apenas hacen “pucheros” al ingresar al plantel.
Otros, de plano se aferran y se resisten a no quedarse, aún y cuando ya anteriormente han cursado el primer u segundo grado de kínder, incluso, algunos de ellos hacen sus berrinches a grito abierto, quizás porque no comprenden a su corta edad, que la separación de sus padres, será cuestión de algunas horas.
En otros casos, las que ¡Rompen! En llanto, son las propias madres de familia, mientras que sus hijos, ni siquiera se inmutan, limitándose solo a observar e incluso cuestionar a sus madres de familia el por qué lloran algunos de sus compañeros que saben que ahí los dejarán, quizás en sus pensamientos se crean ideas erróneas que simple y sencillamente no alcanzan a comprender que para prepararse debe de ir a la escuela y que solo será cuestión de horas, para volver a encontrarse, ese encuentro que se da al concluir el horario de clases, ese horario que esperan ansiosamente que el reloj avance rápidamente, para volver a encontrarse con sus padres y hermanos, esa sensación que pareciera crear en sus sentimientos encontrados, no alcanzar a entender que la separación, terminará en cuestión de horas, una rutina que con el tiempo, terminan poa aceptar e incluso llegar a acostumbrarse.