México SA
¿Por el camino correcto?
Se complica el panorama
Carlos Fernández-Vega
Recortes por aquí, caídas por allá y falta de crecimiento real y sostenible por todas partes no parecen dar sustento a la versión oficial sempiternamente rosa de que México va por el camino correcto, y mucho menos a aquella que presume que la economía mexicana tiende a crecer. Treinta meses después de su llegada a Los Pinos, el grupo que aseguró saber gobernar arroja resultados francamente raquíticos.
Entre lo más reciente destaca el informe del Inegi sobre el comportamiento industrial en el país, el cual, como bien advierte el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), lo único que deja claro es que la recuperación se mantiene pendiente, que el comportamiento económico nacional, amén de modesto, a todas luces resulta insuficiente y poco sustentable en los próximos meses, y que la magra evolución de la economía del vecino del norte sólo complica la de por sí poco grata perspectiva para el resto del año.
Carecer de mecanismos propios de crecimiento y desarrollo del mercado interno, particularmente de la actividad productiva nacional, implica mantener una dependencia económica sobre la fluctuación internacional, en especial de Estados Unidos, situación sobre la cual no se pueden tomar decisiones. Por ello, es prioritario reorientar los esfuerzos de política económica hacia el fortalecimiento de la actividad productiva nacional y la generación de encadenamientos productivos que permitan reducir dicha dependencia y así generar un entorno de impulso a la inversión privada del país, que le dé sostenibilidad a un modelo económico con mayor crecimiento y desarrollo.
El resultado de la actividad industrial en marzo pasado, apunta el IDIC, confirma que mantiene un ritmo moderado de crecimiento. Con cifras originales, la variación anual de marzo fue de solamente 1.7 por ciento, lo que arroja un aumento acumulado de apenas 1.4 por ciento en el primer trimestre. Respecto al mes de febrero el crecimiento fue nulo, lo que incidió en un deterioro del ciclo industrial total.
La minería enfrenta el entorno más restrictivo. El resultado de marzo (un descenso de 5.3 por ciento) representó la 12 caída consecutiva y la número 20 en los últimos dos años. Si bien la contracción en la parte petrolera permite entender la mayor proporción de la recesión del sector, no puede soslayarse que el segmento no petrolero también vive una situación adversa, básicamente por la disminución en los precios de los metales, de la baja en la demanda industrial de sus productos, la competencia internacional y por los problemas de inseguridad que existen en algunas zonas mineras.
Por lo que toca a las manufacturas, la evidencia revela un aumento anual de 3.1 por ciento en marzo, el cual estuvo fundamentado por el sólido comportamiento de la industria del plástico y del hule, la fabricación de productos metálicos, la fabricación de equipo de computación, comunicación, medición y de otros equipos, componentes y accesorios electrónicos, fabricación de equipo de transporte y fabricación de muebles.
Sin embargo, advierte el citado instituto, durante marzo el comportamiento de las manufacturas no fue homogéneo, pues cerca de la mitad de las ramas industriales tuvieron una caída o bajo crecimiento. Lo anterior llevó a un crecimiento acumulado de 2.9 por ciento, algo positivo pero insuficiente. Además, el principal desafío para los próximos meses es la dependencia con Estados Unidos, toda vez que la mayor proporción de las ramas industriales que tienen el comportamiento positivo son las que tienen un perfil exportador, en tanto que las enfocadas al mercado interno exhiben mayor debilidad.
En lo correspondiente a la construcción, sus tres componentes principales tuvieron un desempeño positivo, pero aún mantiene un comportamiento heterogéneo. La mayor fuerza en la recuperación del sector radica en la edificación, en tanto que la construcción de obras de ingeniería civil y los trabajos especializados para la construcción tienen una variación acumulada significativamente menor. Lo descrito permite entender que el ciclo económico del sector se mantiene en ascenso, pero se va moderando. La relevancia de esto radica en la necesidad que tiene la economía de que el sector mantenga su ritmo de crecimiento; de no ser así, la debilidad de la minería y la heterogeneidad del comportamiento en las manufacturas podría incidir de manera poco favorable en el desempeño productivo de México.
La debilidad en la actividad industrial se enmarca en un entorno estructural (en las últimas décadas se registra escaso crecimiento y deterioro en las variables de desarrollo, aunado a la coyuntura de bajos precios del petróleo, caída en los precios de los minerales, recorte del gasto de gobierno, elaboración de presupuesto base cero, un mercado laboral precario con generación de empleos con menos ingresos y prestaciones, depreciación del tipo de cambio, desaceleración de Estados Unidos y volatilidad financiera internacional ante la potencial alza de tasas de interés por la Reserva Federal), lo que confirma la necesidad de modificar los parámetros que han determinado la toma de decisiones de política pública y seguir el ejemplo de naciones, como Corea del Sur, que han alcanzado un desarrollo superior durante el mismo periodo en el que, mientras México vio mermada su capacidad productiva, la industrialización fue el factor fundamental que dio sustento a su estado actual. El principal reto que este entorno representa es alcanzar las tasas de crecimiento propuestas de manera oficial, las cuales incluso generaron mayores expectativas a partir de la promulgación de las recientes reformas estructurales, pero en los hechos no han trascendido el discurso.
Las rebanadas del pastel
El movimiento de jornaleros agrícolas de San Quintín apunta a ser victorioso, al tiempo que deja en claro para quién trabaja el gobierno federal. Cerca está de lograr un salario de 200 pesos por día, el registro de un sindicato nacional y la liberación de los compañeros detenidos (a quienes la perversa juez Martha Flores Trejo fijó una desorbitada fianza de ¡7 millones de pesos por cabeza!, mil veces más que la impuesta a un presunto compinche del narcotráfico). Bien por ellos. A su vez, el gobierno federal solícitamente le cuida la chequera a la patronal y, como mayordomo que es, se compromete a gestionar una propuesta salarial lo más cercana posible a 200 pesos diarios y a pagar la diferencia (obvio es que con recursos del erario).
Twitter: @cafevega