Por: Eusebio Ruiz Ruiz.
La marcha del 8 de marzo me recordó el cuento de Blanca Nieves y los siete enanitos.Por un descuido a una mujer se le cayó el celular entre las rejillas del desagüe, de inmediato, siete varones –no eran los 7 enanitos- eran bomberos, fueron al rescate, le limpiaron el móvil y se lo entregaron, el hecho sucedió en una de las manifestaciones del 8 de marzo.
En Cuernavaca se desmayaron varias chicas, fueron auxiliadas por paramédicos varones y algún policía.En esa misma fecha, otras mujeres, de las que les gusta el motociclismo, se expresaron positivamente de los hombres por alentarlas a salir adelante.Recuerden que los siete enanitos brindaron hospedaje, seguridad y atenciones a la hija del rey y la reina, la hermosísima Blanca Nieves.
En los cuentos y en la realidad los hombres no somos tan malos como nos pintan las feministas radicales, esas mujeres que son fieles devotas y seguidoras de dos enfermas mentales que requirieron de constante hospitalización psiquiátrica: Kate Millet y Shulamith Firestone, y de la defensora de la pederastia y acosadora de alumnas: Simone de Beauvoir.Me imagino algunas de las marchistas, como a la madrastra de Blanca Nieves, todos los días preguntando a las redes sociales (su espejito mágico) sobre lo “hermosas” que se vieron peleando entre ellas mismas, agrediendo a hombres y mujeres, haciendo pintas, quebrando vidrios, ocasionando incendios, dañando calles y monumentos, causando averías en edificios profanos y sagrados, etc., esperando que con los “me gusta” y los “me encanta” les digan: “La más hermosa eres tú”, pero no es así, la sociedad reprueba las tropelías; hay una que otra persona que lo justifica, porque aún se encuentra en un estado silvestre.
Al ver que no se les aprueban sus pésimas acciones, igual que la madrastra, se ponen furiosas y salen a flote sus emociones negativas. No tengo ni la menor duda que hay mujeres civilizadas que marchan con la convicción de una lucha pacífica, justa y legítima, alzando la voz por sus derechos, lo hacen con el más profundo respeto a los derechos de los demás, con sus acciones se ganan la admiración, aportan mucho a la sociedad y lo hacen en ejercicio de su libertad.
Tampoco tengo la duda que hay algunas que no conocen ni los objetivos de las marchas y otras que solo van con la intención de provocar enfrentamientos y daños, deslegitimando el movimiento.
Repudio las agresiones, los insultos y cualquier otro tipo de violencia que ocasionan las incapaces de dar la cara, las encapuchadas, esas mujeres que cada vez que ocasionan un daño, envuelven a las ingenuas seguidoras con el grito “fuimos todas”, armando el alboroto que responsabiliza a las que no hicieron nada.Rechazo la pasividad de la autoridad para meter en orden a las personas que provocan este tipo de alborotos, la verdad no creo que no tengan bien ubicadas a quienes hacen, promueven y empujan al desorden. Deber de la autoridad es proteger a la sociedad y a las personas, sobre todo cuando se sabe que hay grupos que ponen en riesgo la seguridad y el patrimonio público y privado. Una buena sanción no les haría daño.Hay muchas mujeres admirables a lo largo de la historia: Rigoberta Menchú, Sabina Chebechi, María Lorena Ramírez Hernández, Clara Belle Drisdale Williams, Mary Kenneth Keller, entre otras, ellas pueden servir de modelo, aunque temo que sean demasiado para aquellas mujeres que solo saben dejarse manipular por otras, que si les dicen salta, ellas saltan, que si les dicen grita, ellas gritan, que si les dicen di esto o lo otro, ellas lo dicen, que si les dicen encuérate, se encueran…¿No habrá algunos machos manipulando y patrocinando el feminismo?, ¿habrá algunos patriarcas moviendo los hilos del feminismo?, ¿usted que cree? En fin, por este año, ya recibieron su “válvula de escape” para desfogar su descontento, dentro de 12 meses protestarán por lo mismo porque el mal será igual o peor, esto es muy propio de la política maquiavélica. Gracias por su tiempo.