Se dice mucho que en el fútbol mexicano hay 17 semanas de pretemporada, y sólo 3 semanas de férrea competencia. ¿A qué se debe esto?, pues a que se tiene la famosa liguilla, una etapa en la que avanzan los 8 mejor clasificados del torneo, y de ahí se juegan partidos a ida y vuelta desde cuartos de final, hasta la final del torneo.
Esto entrega siempre una calidad distinta, donde los jugadores se entregan al máximo y se viven emociones al por mayor. Se dice que es un torneo nuevo, porque muy pocas veces lo ha ganado el primer clasificado, al llegar al grado de existir la creencia de “La Maldición del Superlíder” siendo ésta que por acabar primer clasificado no se ganaría el título.
La semana anterior vimos la primera etapa de la liguilla, donde tres de las cuatro series mantuvieron al aficionado con la emoción y nervio al límite durante los 180 minutos, sólo siendo la de León-Monarcas la que fue resulta fácilmente.
Definitivamente nuestro balompié tiene mucho que corregir, pero si hay algo que no deben quitar, es la liguilla, esa que puede no ser justa para el equipo con mejor rendimiento en el torneo, pero que en cuanto a emociones y nivel de fútbol, es un deleite para el aficionado.
Para esta semana tendremos dos duelos con sabor a revancha: Monterrey-América, donde el Turco querrá ganarle sí o sí al equipo que lo despidió quedando campeón, y por otro lado el duelo de hermanos, León-Pachuca, quienes también hace no mucho protagonizaron una final que acabó ganando la Fiera.
A disfrutar del espectáculo de la fiesta grande, que ya es lo último del torneo local que tendremos, para luego deleitarnos con el verano futbolero con Copa América, Eurocopa y Juegos Olimpicos.